10Km City Run RFEA Sevilla 2014

Sevilla - Street Run - SmallUna carrera especial que cada año espero con ilusión. El circuito anteriormente denominado Divina Pastora cambia de patrocinadores y ahora es 10Km City Run, haciendo escala en ciudades como Sevilla, Madrid (23/3), Oviedo (30/3), Valladolid (27/4), Mataró (31/5), Palma de Mallorca (7/6), Albacete (14/6) y Valencia (29/6).

Es especial por diversos motivos. Por un lado, es la carrera con la que abro oficialmente la temporada cada año, en un momento del invierno en el que en Sevilla ya casi huele a primavera. El recorrido es todo un lujo: comienza y termina el el Parque de María Luisa, bordeando completamente el centro histórico de la ciudad. Por si fuera poco, el trazado es completamente llano lo que, unido a la suave temperatura, hace que se junten las condiciones propicias para todos aquellos que deseen batir su marca personal en esta distancia.

Según la organización, el número de inscritos ha sido 1200, lo que me resulta quizás bajo comparándolo con otras ediciones anteriores. Posiblemente los doce euros de inscripción hayan echado atrás a más de uno. O tal vez tampoco haya hecho demasiada gracia tener que desplazarse hasta Mairena del Aljarafe para recoger el dorsal (encareciendo más el asunto). ¿Quién dice que correr es un deporte barato? Echad cuentas de lo que os podéis gastar al año en carreras, por no hablar, por supuesto, de la equipación.

Para plantear la carrera recurro, como hago habitualmente, al Virtual Partner de mi ForeRunner, que he puesto a correr a 5:30/Km. Mi objetivo es dejarlo atrás, aunque sólo sea por un metro, lo que me garantiza terminar la carrera en menos de 55 minutos. Ese ha sido el objetivo.

Salgo muy fuerte (subjetivamente hablando, desde luego), a 4:50/Km (esto sí es objetivo), dejando entre mi compañero virtual y yo una separación de un centenar de metros en muy poco tiempo. Esto es psicológicamente importante para mí. Me gusta tener margen suficiente entre ambos desde el primer momento. Si en algún momento las cosas se ponen mal, siempre puedo devolver algo de la ventaja adquirida.

Freno un poco, pero no tanto para dejar de ir siempre ganando metros. Activo el modo Sufrimiento ON. El resto es una cuestión de paciencia, dejando que los minutos y los kilómetros vayan sucediéndose uno tras otro.

Es curioso este deporte. Sufrimos desde el momento que salimos hasta que llegamos a la meta. Dejar de hacerlo sería tan sencillo como bajar el ritmo. Bastaría emplear un minuto más en cada kilómetro y garantizaríamos una carrera cómoda. Pero no es una opción; simplemente, no podemos. Activamos el piloto automático y aceptamos con resignación el sufrimiento constante. A nuestro ritmo, seamos corredores de 3:30 o de 6, pero siempre sufrimos.

Concluyo la carrera dejando a mi rival virtual a más de 400 metros tras de mí, lo que me ha supuesto finalizar en un tiempo oficial de 52′ 58″, a un ritmo medio de 5:15/Km. El GPS marcó los diez kilómetros en 52’30», por lo que, para él, la distancia recorrida ha excedido los 10Km en casi un centenar de metros más.

Objetivo cumplido. Marca que ya me garantiza un cajoncito cómodo (sub 55′) en la última carrera del año, la San Silvestre vallecana (otros 20 euros del ala). Corremos juntos un buen número de amigos y familiares, de modo que nos instalamos en el cajón correspondiente al peor tiempo de todos. Ahora les tocará a los demás ponerse las pilas. Lástima que por poco podría haber conseguido el derecho a la pulsera sub 52′. En cualquier caso, el resultado ha sido fantástico, logrando ampliamente el objetivo buscado.

Próxima carrera popular: Nervión – San Pablo, la primera del circuito del IMD en Sevilla. Nos vemos allí, a seguir sufriendo, cada uno a nuestro propio ritmo.

Javier Montero Gabarró


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Running – Febrero 2014

Dejamos enero tirado en la cuneta ya y proseguimos con los entrenamientos de febrero, mes especial para el running sevillano, que ha acogido en su calendario la trigésima edición (¡30 años!) de su maratón, con records tanto de la prueba (2:08:33, Kiplimo Lagat) como en participación (9000 corredores).

Mes también en el que se abre la inscripción para otros dos eventos típicos del panorama sevillano: Sevilla 10K City Run (que otros años hemos conocido como Divina Pastora), el 9 de marzo, y el circuito de carreras populares del IMD, cuya primera prueba, Nervión – San Pablo, tendrá lugar el día 30 de marzo. Ya estoy inscrito en ambas, de modo que, salvo razones de causa mayor, me espera un mes de marzo entretenido.

Continuemos con los entrenamientos del mes:

2 de febrero de 2014

El domingo es un día perfecto para una tirada larga. Sea lo que sea lo que para uno signifique esto, una vez a la semana hay que estar dispuesto a hacer más kilómetros de lo habitual. Para mí, una tirada larga es aquella que supera los 10 kilómetros, distancia típica de las pruebas en que participo. En ocasiones puntuales la supero entrenando (12, 15, o incluso más de 20 Km), pero ya me he aprendido bien que, si quiero mantener alejado el riesgo de lesión, cuantas menos veces exceda la hora corriendo, tanto más me lo agradecerán mis articulaciones.

El parque de Miraflores está entre mis favoritos del fin de semana. Muchos corredores y muchos kilómetros de circuitos posibles donde el aburrimiento no tiene cabida.

10.21Km; 59:50; 5:52/Km

8 de febrero de 2014

Sesión de trabajo en la cinta, con una pequeña vuelta de tuerca…

[(10, 0, 4), (12.2, 0, 1)] x 6

La terna significa (velocidad en kh/h, inclinación, tiempo en minutos).

Es decir, cuatro minutos a 10Km/h (6:00/Km) y uno a 12.2Km/h (4:52/Km), todo eso seis veces sin descansar. Recordemos que persigo ser capaz, algún día, de correr los 10Km en menos de 50 minutos, es decir, realizar en promedio cada kilómetro en menos de cinco minutos.

18 de febrero de 2014

No hay justificación para tantos días seguidos sin entrenar. El tremendo mal tiempo que hemos estado viviendo estas dos últimas semanas no es excusa suficiente.

Escapada al Huevo de Colón: 9.03Km; 53:29; 5:55/Km.

22 de febrero de 2014

Parque de Miraflores: 10.01 Km; 57:17; 5:43/Km.

24 de febrero de 2014

Ya se perciben los beneficios de los cambios de ritmo en la cinta. Aumento el tiempo que paso corriendo a 12Km/h sin apenas notar un mayor esfuerzo:

[(10, 0, 3:30), (12, 0, 1:30)] x 6

28 de febrero de 2014

Una mañana festiva no puede desaprovecharse, de modo que me calzo las zapatillas y me doy una escapada al río a correr:

7.01Km; 38:28; 05:29/Km

Lo que ha hecho particularemente interesante a este entrenamiento es que, en plena recta y durante un minuto, he soltado las piernas todo lo que he podido, manteniendo un ritmo medio de 4 minutos el kilómetro (15 Km/h). Breve, pero vertiginoso, adelantando incluso a algunos ciclistas. Puedo entender a quienes hablan del placer de correr rápido (nuevamente, esto es relativo).

Nos vemos en marzo.

Javier Montero Gabarró


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Running – Fartlek de variable doble

Correr en cinta no es comparable a la experiencia de hacerlo en libertad al aire libre, creo que en eso estamos todos de acuerdo. No obstante, el trabajo en interiores ofrece una serie de ventajas que hace que sea un complemento perfecto a nuestros entrenamientos en la calle.

El principal atractivo, para mí, reside en la facilidad con que se configuran entrenamientos tipo fartlek, como los cambios de ritmo. En escalera, piramidales, alternancia de ritmos fuerte/recuperación…; no hay límite al tipo de entrenamientos imaginativos que podemos realizar.

Pero, además, las cintas de correr permiten jugar con un segundo parámetro, aparte de la velocidad: la inclinación.

Sevilla es una ciudad muy llana; no resulta fácil encontrar escenarios en los que trabajar las cuestas del modo debido. Y claro, así me pasa como en la última San Silvestre vallecana de hace apenas dos semanas: llega la cuesta de los cadáveres, la temida entrada en Vallecas por la Avenida de la Albufera y me encuentro con que me he quedado sin combustible y con unas piernas cargadas que convierten ese último tramo en una auténtica agonía.

Las cuestas cuestan y hay que entrenarlas.

Puedes trabajarlas en la cinta, donde la propia máquina te modifica el perfil en función del programa elegido. O puedes diseñar tus propios fartleks, manteniendo la velocidad constante y configurando la inclinación según tu criterio.

Si, además de jugar con la inclinación, incluyes también la velocidad, las posibilidades son aún mucho mayores.

Eso fue lo que hice en el entrenamiento de ayer sobre una cinta de correr. El esquema básico era el mismo que en los últimos cambios de ritmo: 30 minutos en los que, de cada bloque de 5 minutos, los cuatro primeros los corrí a 10 Km/h (6 minutos el kilómetro) y el quinto a 12 Km/h (5 minutos el kilómetro).

La novedad fue incluir la inclinación. Dentro de cada grupo de cuatro minutos dedicados a correr a 10 Km/h, los dos centrales (los minutos 2 y 3) subí la inclinación de la máquina a 1. No es una fuerte pendiente, desde luego, pero era perfectamente apreciable y sirve como primera aproximación gradual a futuros ejercicios más exigentes. Durante el último minuto, preparativo del siguiente a 12 Km/h, la maquina recuperaba la horizontalidad.

Podríamos anotar el ejercicio del siguiente modo:

[(10, 0, 1), (10, 1, 2), (10, 0, 1), (12, 0, 1)] x 6

En esta notación, el primer valor de cada terna representa la velocidad, el segundo la inclinación y el tercero el tiempo en minutos. El conjunto se multiplica por seis para alcanzar un total de entrenamiento de media hora.

¿Quién dijo que correr en cinta no era divertido?

Javier Montero Gabarró


Running – Fartlek de variable doble


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Running 2014 – Diario de entrenamiento

Sean cuales sean tus objetivos, escribir un diario registrándolos e indicando los pasos que das para conseguirlos es algo que te ayudará sin duda a permanecer enfocado y motivado. Si, además, haces ese diario público, el nivel de compromiso será mayor aún.

Es lo que me he propuesto hacer con una práctica deportiva que se ha convertido para mí en una pieza fundamental para mantener el equilibrio físico y mental. Desde que lo descubrí hace apenas tres años, me fascina correr. Si tú eres corredor sabes perfectamente de qué estoy hablando. Ojalá pueda seguir disfrutando de esa maravillosa experiencia muchos años más.

Soy un corredor lento, sin grandes pretensiones. Me gustan los entrenamientos suaves y el ambiente sano de las carreras populares, en las que corredores de toda índole y condición compiten con valor contra sí mismos, dejando siempre atrás sus miedos.

Descubrí el poder de los diarios de entrenamiento en el excelente foro de la web foroatletismo.com, en el que, durante algo más de un año, mantuve mi propia bitácora (bajo el nombre El pronador de Sevilla). Allí conocí a buenos amigos, compañeros de afición y rigurosamente compartíamos cada entrenamiento escribiendo en nuestros diarios.

Mis objetivos running para el 2014 son sencillos e implícito en ellos siempre está disfrutar de cada salida y de la sensación de bienestar de después: por un lado, ser más constante que lo que he sido durante el 2013. Así, mi intención es aproximarme lo más posible al entrenamiento alterno, un día sí y otro no, esquema que el año pasado descuidé bastante.

Por otra parte, mejorar mi marca de 10K, actualmente en 52′ 23″ (Divina Pastora 2012 – Sevilla). ¿Por qué no intentar correrlos en menos de cincuenta minutos? La velocidad nunca me ha obsesionado y siempre la he supeditado a la salud y a la minimización del riesgo de lesión, pero fijarme un reto me ayuda a diseñar entrenamientos más ricos.

Voy a registrar aquí, agrupados por meses, cada entreno que realice durante el 2014, compartiendo el tipo de ejercicio y las sensaciones durante la práctica. Veremos al final del año qué resulta de todo esto.

4 de enero de 2014

Los cambios de ritmo ayudan a ser un corredor más rápido y tengo intención de recurrir a ellos con frecuencia aprovechando la facilidad con que se pueden configurar en una cinta.

Diseño el siguiente esquema bastante suave: 30 minutos en cinta, repartiendo cada 5 minutos del siguiente modo: 4 minutos a 10 Km/h (6:00/Km) y 1 minuto a 12 Km/h (5:00/Km). Hay que tener en cuenta que 5:00/Km es el ritmo a batir (10K en 50 minutos), de modo que poco a poco hay que ir apuntando al objetivo.

6 de enero de 2014

Vuelta al casco histórico de Sevilla: 7 Km, 38:47, 5:33/Km.

Dado que la distancia era relativamente corta he querido apretar algo mas de lo habitual.

9 de enero de 2014

De vuelta a la cinta y exactamente el mismo entrenamiento que el día 4.

11 de enero de 2014

Mañana cálida (19 grados) y entrenamiento suave a la orilla del río: 9.05 Km, 52:20, 5:47/Km.

13 de enero de 2014

Fartlek de variable doble (velocidad e inclinación) en cinta:

[(10, 0, 1), (10, 1, 2), (10, 0, 1), (12, 0, 1)] x 6

(En el enlace se detalla su significado)

Entrenamiento cómodo y con cancha suficiente para ir exigiendo más.

16 de enero de 2014

He estado debatiéndome entre salir a la calle o acudir al gimnasio y así matar dos pájaros de un tiro. He optado por la segunda opción, de modo que he vuelto a subir a mi querida cinta de correr con ganas de experimentar alguna tortura nueva.

Entre las opciones de configuración de entrenamientos que trae la máquina una ha captado mi atención: AL AZAR. Soy un fanático de la aleatoriedad, así que, ¿por qué no introducirla en el deporte también?

Me ha preguntado mi peso (para el cálculo de calorías), el nivel, que he establecido con cierta prudencia en 5 (a elegir entre 1 y 20), el tiempo, 30 minutos, y la velocidad, que he fijado en 10 Km/h (6min/Km), lo mínimo que debe despacharse a estas alturas incluso en situaciones adversas.

Duro. Me ha hecho sudar la gota gorda, con la máquina modificando su pendiente al azar cada treinta segundos. Muchos tramos han llegado a alcanzar casi los 5 puntos de inclinación.

El nivel de exigencia percibida ha sido superior al de los últimos fartleks, pero me siento satisfecho de comprobar que incluso en las pendientes relativamente pronunciadas he sido capaz de mantener el ritmo constante configurado.

19 de enero de 2014

Las mañanas de los fines de semana son, para mí, los mejores momentos para correr. Día soleado, aunque bastante ventoso, que he aprovechado para darme una escapada por el parque de Miraflores, algo embarrado por la copiosa lluvia de anoche.

10 Km; 59:59; 6:00/Km.

23 de enero de 2014

Tres días sin correr. Podría alegar que ha sido debido a la lluvia, los ensayos… Excusas baratas.

Si algo tiene este deporte es que ofrece la suficiente flexibilidad para acomodarse a cualquier estilo de vida. Y si se dispone de poco tiempo, con veinte minutos corriendo al menos se cumple el expediente. Salvo si se está lesionado o enfermo, intentar justificar por qué no se corre no es más que engañarse uno mismo.

Sesión de cinta para rematar un trabajo con pesas en el gimnasio. Cambio de ritmo como los primeros, introduciendo pinceladas a 12 Km/h y descansando a 10 Km/h.

[(10, 0, 4), (12, 0, 1)] x 6

25 de enero de 2014

En el gimnasio de nuevo. Tras completar un trabajo de hombros me he subido a la cinta a dar una nueva vuelta de tuerca a los cambios de ritmo. La idea a medio plazo es simple: reducir gradualmente el tiempo de descanso a 10 Km/h e ir incrementando el dedicado a correr a 12 Km/h (los 5’/Km ansiados).

Un pequeño incremento de 15 segundos en cada bloque. Aparentemente poco, pero se ha sentido el cambio.

[(10, 0, 3:45), (12, 0, 1:15)] x 6

30 minutos que me han permitido alcanzar una distancia de 5’26 Km, un paso más hacia un subobjetivo intermedio: correr 5 Km en menos de 25 minutos.

28 de enero de 2014

Tras de un día largo y agotador cuesta arrancar a correr pero, si lo haces, te sientes después doblemente victorioso.

Repito la fórmula anterior: [(10, 0, 3:45), (12, 0, 1:15)] x 6

Duro. Los últimos tramos me ha costado recuperar más de lo habitual.

Nos vemos en febrero

Javier Montero Gabarró


Running 2014 – Diario de entrenamiento


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El Club del Autodidacta

La tirada larga del fin de semana

Solemos denominar tirada larga a cualquier salida mayor en tiempo o distancia que el entrenamiento típico. Es normal reservarla para el fin de semana, pues en esos días, al menos hipotéticamente, tenemos más tiempo para poder corretear por calles y caminos a nuestras anchas.

Es común encontrar el término en el contexto de la preparación de un maratón o medio maratón. No es normal entrenar la máxima distancia (42 o 21 Km) y a lo largo de la semana se reparten entrenamientos diversos relativamente cortos, haciendo uno especial, la tirada larga, cubriendo una mayor longitud, pero aún inferior al objetivo, que se reserva sólo para el día de la prueba.

En cualquier caso, el adjetivo larga es subjetivo y podrá significar, según para quién, 30, 15, 7 o incluso 3 Km. Lo que es indudable, en cambio, es que siempre será un entrenamiento excepcional, un desafío, más tiempo y kilómetros que lo habitual.

Mis tiradas largas no son demasiado ambiciosas y me gusta realizarlas a lo que denomino ritmo de crucero, esa velocidad que me permite correr durante mucho tiempo sin sensación de cansancio. Es un ritmo aeróbico en el que la mayor parte de la energia la aporta la combustión de las grasas.

En la práctica, aunque vaya sobrado de pulmón y corazón y crea que podría estar corriendo eternamente, suelen ser las rodillas, tobillos, o las plantas de los pies, los que imponen los límites.

Me gusta realizar la tirada larga como primera actividad del día, nada más me despierto y en ayunas. Me he acostumbrado a eso y mi cuerpo parece encajarlo bien. Después de todo, pese a que voy a estar más tiempo corriendo, lo haré a un ritmo aeróbico poco exigente.

Y la mañana nublada y fresquita de hoy era absolutamente propicia: 15,05 Km; 1h 32′; 6:07/Km; 1220 Kcal.

Javier Montero Gabarró


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San Silvestre Vallecana – Madrid 2012

pulpiSi preguntas a un grupo de corredores por qué corren obtendrás todo un variopinto conjunto de respuestas que podrías clasificar atendiendo a su componentes física, psicológica o espiritual.

En mi caso particular, una de las principales razones por las que lo hago es, sin duda, que siempre me supone un reto difícil. No importa si entreno varias veces a la semana: abordo cada entrenamiento como si fuese siempre la primera vez que corro y no hay día que no concluya con la fascinante sensación de victoria que supone lograr algo que uno considera extraordinario.

Cada entrenamiento y, en mayor escala, cada carrera, es una victoria frente a nuestros miedos. Es navegar en la cresta de la ola, sentir el pulso de la vida.

No voy a entretenerme con muchos detalles. El jueves 27, a 4 días de la carrera, caí enfermo. El viernes comencé un tratamiento con antibióticos, analgésicos y antipiréticos. El domingo 30, a un día de la carrera, estuve en un hospital de urgencias haciéndome pruebas en un estado físico lamentable, empeorado por varias noches sin dormir.

Ese mismo día anuncié con tristeza que no estaba en condiciones de participar en la carrera y que renunciaba a correr. Mi hermana, que iba a hacer de la San Silvestre su primera popular, me dijo que le entregase las prendas para el guardarropa, por si cambiaba de opinión. No lo hice.

Al día siguiente, 31 de diciembre, a pocas horas de la carrera, le pedí a mi madre que me entregara la bolsa del corredor que me habían recogido. Ahí estaban mi camiseta dorsal, el chip y la pulsera que me acreditaba para salir en el cajetín sub 55′.

No puedo explicar lo que sentí. Sólo sé que, en ese preciso instante, decidí que, al menos durante las horas previas y posteriores a la carrera, dejaría de estar enfermo.

No me importó estar falto de sueño, débil y atiborrado de antibióticos, ni el frío que haría en Madrid por la noche, ni que anunciaran lluvia durante la carrera, ni la huelga de metro que complicaría el regreso a casa después. Correría y punto.

Tomamos el cercanías y recogimos a un amigo de mi hermana que, como ella, se estrenaba en la carrera. En Nuevos Ministerios dejamos el tren y nos dirigimos al Santiago Bernabeú. En vez de colocarme en el cajetín sub 55′, opté por acompañar a los debutantes y nos situamos al final del todo, en la zona destinada a los corredores sin marca. Mi hermana tenía la posibilidad de colocarse en un box especial para mujeres (novedad de esta edición) que salía a las 18.00, pero prefirió el último para no dejar solo a su compañero.

Para no enfriarme en exceso en meta, me quité el chandal y lo metí en una mochila con la que correría a la espalda toda la carrera.

A las 18:15 sonó el disparo de salida de la cuarta oleada e iniciamos el ascenso por Concha Espina. Mi temor, sin haber calentado y sin haber tanteado mi forma física, era no tener fuerzas suficientes y quedarme ahí mismo. Pero una vez superada la primera cuesta me di cuenta de que estaba bien y no iba a tener problemas. Me situé justo detrás de mi hermana y su amigo y dejé que ellos marcaran el ritmo. Después de todo era su carrera y la primera vez que se enfrentaban a 10 kilómetros seguidos. A mí me bastaba con finalizar sano y salvo.

Una carrera muy suave (imposible correr con tanta gente), a un ritmo perfecto para disfrutar del ambiente festivo. Nos topamos con corredores disfrazados de piezas del Tetris, otros cargando entre varios una supuesta caja enorme conteniendo material radiactivo (así los 10 km), muchas batas blancas reivindicando una sanidad pública, un corredor con un jamón a la espalda y otros tantos que ahora mismo no recuerdo.

Los continuos esfuerzos de mi hermana por ir adelantando posiciones entre la densa multitud apenas nos permitían arañar unos segundos en el cómputo global. Aún así hubo algún que otro kilómetro en el que pudimos estirar las piernas a gusto con ritmos sobre los 5:30/Km.

La temida cuesta de la Avenida de la Albufera, que el año pasado remonté con sufrimiento, me resultó tremendamente fácil y breve. Nada más terminar el ascenso y doblar a la derecha nos encontramos con un tapón que nos obligó a estar parados un poco.

En una hora y siete minutos justos cruzamos los tres la línea de meta con las manos cogidas y alzadas en un gesto triunfal.

Para mí fue mi compromiso de seguir dando el callo incluso cuando las cosas se ponen feas, de asumir las dos caras de la moneda que presenta la vida y de luchar contra la adversidad cuando toca hacerlo, de no rendirme nunca mientras me quede algo de aliento.

Fueron más de 40000 historias de triunfo en la fría noche de Madrid. Más de 40000 respuestas a la pregunta del comienzo.

¿Cuál es la tuya?

Javier Montero Gabarró


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Salir o no salir, esa es la cuestión

Reconozcámoslo: hay días en los que estamos deseando que llegue el momento de calzarnos las zapatillas para salir a la calle y echar a correr sin vacilación, pero hay otros en los que nos cuesta la misma vida arrancar.

Son días en los que nos quedamos atrapados en el círculo vicioso de la duda; ¿salir o no salir?, esa es la cuestión. Y miramos el reloj buscando en él algo de compasiva aprobación: aún es pronto, nos decimos, podemos permitirnos hundirnos algo más en este pozo de estatismo, en un rato nos vestiremos.

Pero la próxima vez que miramos la hora comprobamos, aparentemente consternados, pero en el fondo aliviados, que ya es demasiado tarde y hemos perdido el tren: no saldremos a correr.

Sin embargo, ese tren raras veces existe salvo en nuestro propio autoengaño. En la mayoría de las ocasiones nunca es tarde para salir a correr y, cuando realmente hay una hora límite, casi siempre tenemos la posibilidad de optar por correr menos tiempo. Correr 15 minutos, cuando no se puede una hora, siempre será infinitamente más provechoso que no correr nada.

Este escenario puede resultarte familiar, ocasionalmente. Si te ocurre con relativa frecuencia es una señal inequívoca de que algo está fallando y debes tratar de descubrir qué es lo que ha hecho descender tu grado de motivación.

Se trata, ante todo, de un ejercicio de honestidad. Quizás tus objetivos se te queden grandes y no has evaluado sinceramente tu disposición a pagar el precio por conseguirlos. O, por el contrario, tal vez sean pequeños o incluso inexistentes y debas proponerte un reto que estimule tu afán de superación.

A menudo nos exigimos tanto que se nos hace un verdadero mundo cumplir con nuestro día a día. Esto sucede en todos los ámbitos, no solo en el deportivo. Existe tanta desconexión entre nuestras expectativas y nuestra capacidad efectiva que perdemos la motivación. Y somos tan drásticos que, en estos casos, preferimos no hacer nada a hacerlo a medias.

No existe mayor estupidez. En nuestro caso, olvidamos que el principal placer de esta actividad sucede durante su ejecución y durante las horas posteriores. Si te exiges tanto que salir a correr se te ha convertido en un sufrimiento, afloja el ritmo, corre menos tiempo y recupera otra vez esas sensaciones tan especiales que sin duda conoces y, con tu ridícula prisa, has dejado atrás.

Si te quedas en casa ya sabes lo que te espera: más de lo mismo. Échate a la calle sin pensártelo dos veces, ponte a correr y disfruta. Cuando vuelvas, rebosante de endorfinas, te estará esperando esa maravillosa sensación de estar en lo más alto del mundo.

Si estás atrapado en una espiral de inmovilidad, puedes proponerte el siguiente trato: sal a correr 5 minutos, solo cinco minutos; si luego decides no seguir eres libre de volver a casa. Pero una vez arrancas ya no hay quien te pare. Tanto darle vueltas al coco cuando el único problema era dar el primer paso…

Hoy, afortunadamente, no he perdido tiempo en estas disquisiciones. El clima, además, invitaba a no hacerlo. Ya antes de vestirme estaba paladeando, tramo a tramo, la nueva ruta que seguiría.

11’59 Km; 1h y 8 minutos; 5:56/Km

Javier Montero Gabarró


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Carrera Popular Macarena 2012 – Sevilla

Suena el despertador a las siete de la mañana y, sin cuestionármelo siquiera, pese a ser domingo, me incorporo con el mismo gesto rutinario de cada día. Me aseo, me visto y desayuno.

Mi atuendo es distinto al del resto de la semana. Llevo un pantalón de deporte corto, una camiseta y unas zapatillas deportivas. A las nueve y media dará comienzo la penúltima prueba del ciclo de carreras populares del IMD 2012, dedicada esta vez al distrito Macarena.

Lo que me resulta llamativo es lo rutinario del acto. Recuerdo el torrente de emociones previas a las primeras carreras. Me resultaba difícil conciliar el sueño por los nervios e incluso tenía pesadillas relacionadas con ellas. No he perdido un ápice de ilusión en todo este tiempo, pero la experiencia te hace vivir las cosas de otro modo.

El día anterior, lo típico ante este tipo de eventos. Por la mañana un entrenamiento suave en el gimnasio y 16 km de bicicleta para tonificar músculos y dejar el sistema cardiovascular preparado. He comprobado que un ejercicio aeróbico moderado el día previo a la carrera mejora mi rendimiento después.

Un buen plato de espaguetis para llenar los depósitos de glucógeno es algo que también me funciona, lo tengo más que demostrado. Diez kilómetros es una distancia lo suficientemente respetable como para no olvidar salir con las baterías completamente cargadas.

Para preparar el corazón para esfuerzos bruscos, nada mejor que una película de terror por la tarde, así que me fui al cine a ver Paranormal Activity 4, repleta de sobresaltos taquicárdicos que te hacen salir con el doble de canas que cuando entraste.

Es broma, naturalmente. La elección de esa película fue algo completamente circunstancial.

Por la noche, la pasta que sobró del mediodía y a descansar (relativamente temprano para ser sábado).

De modo que, fresco como una rosa, me coloco el dorsal (el mismo para todo el circuito popular del IMD), me echo crema protectora para el sol y antes de las ocho y media ya estoy dirigiéndome en bicicleta al Parque de Miraflores, lugar donde iniciará y concluirá la carrera.

Ya están colocados los pivotes que delimitan el trayecto y me llama la atención encontrarme con el cartel del kilómetro dos en la Carretera de Carmona, cuando supuestamente le correspondería uno propio del tramo final. Deduzco que el sentido de la carrera se ha invertido respecto al del año anterior.

Amarro la bicicleta a una señal de tráfico junto al parque y me pongo a calentar trotando con suavidad. En mis primeras carreras era algo reacio a «desperdiciar» energía calentando, temeroso de que pudiera necesitarla después, cuando precisamente ocurre justo lo contrario: no sólo te ayuda a prevenir lesiones, sino que además pone a tono tus sistemas energéticos.

Configuro a mi compañero virtual para que corra a 6’/Km (es decir, 10Km en una hora). Bastante conservador, pero lo considero apropiado y acorde con la intensidad y frecuencia de mis actuales entrenamientos. Mi objetivo, como siempre, será terminar por delante de él, aunque sólo sea un metro (al final, le sacaría 650 metros).

En efecto, tal como intuí, salimos directamente hacia la Carretera de Carmona, recorriendo el circuito en dirección contraria.

Me siento cómodo al ritmo que llevo. No voy a todo gas, pero sensiblemente más rápido que los 6’/Km a los que programé el GPS. No sé exactamente a cuánto voy, pues he elegido una visualización en la que únicamente figura la distancia que le saco al compañero virtual, que no hace otra cosa que aumentar durante toda la carrera.

No sólo estamos yendo en sentido contrario. Además, el trayecto es diferente. En el kilómetro 5’5, aproximadamente, volvemos a entrar en el parque, en el que recorreríamos los 4’5 Km restantes.

Entro en meta en 54:59, sobrado de energía, y con el convencimiento de que podría haber apretado si me lo hubiera propuesto.

Pero no había necesidad de dejarme la piel. ¿Acaso no he cumplido con mi objetivo sobradamente?

9.810 metros; 54:59; 5:36/Km

Javier Montero Gabarró


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XXIV Carrera Nocturna del Guadalquivir – 2012 Sevilla

Fiel a mi cita con el destino, acudí una vez más a la gran carrera multitudinaria sevillana. Más de quince mil corredores con dorsal, más un buen número incontable sin él, nos juntamos en una noche ideal.

Hay veces en las que uno hace las cosas con una especie de piloto automático, un programa que dirige nuestras acciones y que, aunque seamos consciente de él, no podemos modificar su curso.

Es lo que me sucede con esta carrera. Me daba igual que la noche amenazara lluvia o el estado físico en que me pudiera encontrar. Correría y punto.

Lo he dicho muchas veces: la Nocturna del Guadalquivir, junto a la San Silvestre vallecana en Madrid, fueron los motivantes que me empujaron a correr. Volver a estar en ellas reafirma mi compromiso.

No me gusta utilizar el coche en la ciudad, pero opté por cogerlo para desplazarme hasta el estadio olímpico, lugar en el que finalizaría la prueba. No me resultaba atractiva la idea de andar tres kilómetros de vuelta a casa después de doce corriendo. El año anterior lo hice así y me supuso una tiritera tremenda por enfriamiento.

En el camino hacia el punto de salida escuché a un veterano en estas lides transmitiendo su experiencia a otros más jóvenes que lo acompañaban. Contaba que había participado en todas las ediciones de esta carrera y que en la primera de ellas, hace ya veinticuatro años, apenas se registraron algo más de un centenar de participantes.

Al rato oí que alguien me llamaba: era José Luis «JLRodriguez», compañero de desventuras en el foro de atletismo con el que compartí el año pasado la salida en la nocturna. Le acompañaba Javier «alavejezviruelas», otro forero con el que he trabado conversación en ocasiones, pero que no tenía el placer de conocer en persona. Le pedimos a otro amable corredor que nos echara una foto para inmortalizar el momento.

Llevaba meses desconectado del foro, así que me puse al día de sus planes y progresos individuales. Mi tocayo se estaba preparando para su debut en breve en una maratón. Decía que esta sería su última participación en la nocturna, pues en un acontecimiento con tanta participación resultaba complicado calentar adecuadamente, con el consiguiente riesgo de lesión.

Decía, con razón, que no solo los músculos, tendones y articulaciones de las piernas debían calentar bien. Era importante que el corazón (otro músculo) no fuera sometido a un incremento brusco en sus pulsaciones. Un calentamiento suave era la mejor manera de prepararlo para el esfuerzo posterior.

Programé a ForeRundy, mi reloj deportivo, para que como mínimo me llevara a meta a un ritmo de 6:30 /Km. Lo había decidido así hace ya un par de semanas: quería una carrera orientada fundamentalmente al disfrute y sin grandes esfuerzos físicos. Era un ritmo más lento incluso que el que sigo habitualmente en los entrenamientos (entre 6:00 y 6:15), y bastante distante del que mantengo en competición (entre 5:10 y 5:30), pero quería terminar la carrera con muy buenas sensaciones.

A las diez de la noche, aproximadamente, dio comienzo de la carrera y me despedí de mis compañeros para que se dejaran la piel en ella (con excelente resultado, como luego pude comprobar).

Al momento supe que 6:30 iba a ser demasiado lento y rectifiqué la estrategia para correr a 6 minutos por kilómetro, lo que me situaría en meta en algo más de una hora. Solo por debajo de ese ritmo comienzo a tener sensación de sufrimiento, pero con él me parece que podría estar corriendo horas y horas sin detenerme.

Durante todo el trayecto estuve muy concentrado. En un momento dado escuché a alguien decir que ya llevábamos 7 Km. Se me había hecho tremendamente corto y la sensación era la misma que si hubiera empezado a correr. Normalmente, en competición, suele ser a partir de este punto cuando activo el modo SUFRIMIENTO ON, corriendo en agonía el resto de la prueba. Pero esta vez, a ese ritmo tranquilo, me daba la sensación de estar paseando.

El momento visual más impactante fue el paso por el túnel de la calle Arjona, completamente iluminado y mostrando una masa multicolor impresionante de corredores. Me arrepentí de no sacar el móvil y grabar un vídeo. Fue en su salida, tras la cuesta arriba, el único momento de sofoco, pero en pocos segundos logré recuperar el equilibrio mantenido hasta entonces.

Una vez cruzamos el puente de la Barqueta, el par de kilómetros restantes me resultaron cortos también; el año anterior me parecieron eternos.

Entramos en el estadio olímpico por el túnel norte y completamos una vuelta a la pista de atletismo, donde alcancé la meta en una hora y nueve minutos, para una distancia total, según mi reloj, de 11.260 metros, a los que habría que añadir otros 200 o 400 más en los que el GPS perdió la conexión dentro del túnel.

Con excelentes sensaciones físicas, pero triste. Porque todo llega y todo se acaba en la vida, como si una parte de mi quisiera aún seguir en la carrera, con el reloj detenido y atrapado para siempre en el kilómetro siete.

Javier Montero Gabarró


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Comienza la temporada 2012 – 2013: preparados para la lucha

El comienzo de temporada es una decisión personal de cada corredor. A mí me gusta entenderla una vez finalizan los rigores del verano, estación en la que me limito, deportivamente hablando, a poco más que sobrevivir sin perder demasiada forma física.

Ayer inaguramos el otoño y con él un nuevo ciclo de desafíos y superación personal. Una nueva ocasión de demostrarnos que, aunque seamos un año más viejos, seguimos cogiendo el pulso a la vida, dando lo mejor de nosotros mismos, con la convicción de que no hay lugar, por lejano que pueda parecer, al que nuestras piernas no puedan llevarnos, y que no hay reto que no podamos lograr, aunque eso suponga descubrir los límites de nuestra capacidad física y mental.

En Sevilla inauguramos la temporada con una clásica manifestación multitudinaria. El próximo viernes, 28 de septiembre de 2012, a las 22 horas, dará comienzo la vigésimo cuarta edición de la carrera Nocturna del Guadalquivir, prueba que suele reunir a más de 20.000 corredores.

Hoy he realizado mi penúltimo entrenamiento antes de la carrera. No he tenido pereza para levantarme un domingo a las 7.30 de la mañana, aún de noche, para echarme a correr.

A luchar se aprende luchando; no hay otro camino.

9’45 Km; 57′ 30»; 6:05 /Km

Javier Montero Gabarró


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