Correr en cinta no es comparable a la experiencia de hacerlo en libertad al aire libre, creo que en eso estamos todos de acuerdo. No obstante, el trabajo en interiores ofrece una serie de ventajas que hace que sea un complemento perfecto a nuestros entrenamientos en la calle.
El principal atractivo, para mí, reside en la facilidad con que se configuran entrenamientos tipo fartlek, como los cambios de ritmo. En escalera, piramidales, alternancia de ritmos fuerte/recuperación…; no hay límite al tipo de entrenamientos imaginativos que podemos realizar.
Pero, además, las cintas de correr permiten jugar con un segundo parámetro, aparte de la velocidad: la inclinación.
Sevilla es una ciudad muy llana; no resulta fácil encontrar escenarios en los que trabajar las cuestas del modo debido. Y claro, así me pasa como en la última San Silvestre vallecana de hace apenas dos semanas: llega la cuesta de los cadáveres, la temida entrada en Vallecas por la Avenida de la Albufera y me encuentro con que me he quedado sin combustible y con unas piernas cargadas que convierten ese último tramo en una auténtica agonía.
Las cuestas cuestan y hay que entrenarlas.
Puedes trabajarlas en la cinta, donde la propia máquina te modifica el perfil en función del programa elegido. O puedes diseñar tus propios fartleks, manteniendo la velocidad constante y configurando la inclinación según tu criterio.
Si, además de jugar con la inclinación, incluyes también la velocidad, las posibilidades son aún mucho mayores.
Eso fue lo que hice en el entrenamiento de ayer sobre una cinta de correr. El esquema básico era el mismo que en los últimos cambios de ritmo: 30 minutos en los que, de cada bloque de 5 minutos, los cuatro primeros los corrí a 10 Km/h (6 minutos el kilómetro) y el quinto a 12 Km/h (5 minutos el kilómetro).
La novedad fue incluir la inclinación. Dentro de cada grupo de cuatro minutos dedicados a correr a 10 Km/h, los dos centrales (los minutos 2 y 3) subí la inclinación de la máquina a 1. No es una fuerte pendiente, desde luego, pero era perfectamente apreciable y sirve como primera aproximación gradual a futuros ejercicios más exigentes. Durante el último minuto, preparativo del siguiente a 12 Km/h, la maquina recuperaba la horizontalidad.
Podríamos anotar el ejercicio del siguiente modo:
[(10, 0, 1), (10, 1, 2), (10, 0, 1), (12, 0, 1)] x 6
En esta notación, el primer valor de cada terna representa la velocidad, el segundo la inclinación y el tercero el tiempo en minutos. El conjunto se multiplica por seis para alcanzar un total de entrenamiento de media hora.
¿Quién dijo que correr en cinta no era divertido?
Javier Montero Gabarró
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