XXV Carrera Popular Este

Esta es la crónica de la «XXV Carrera Popular Este», inscrita en el marco de carreras populares que organiza el Instituto Municipal de Deportes de Sevilla, tal y como Rundy la publicó en el Foro de Atletismo (www.forodeatletismo.com) el mismo día de la prueba.

———————————

Domingo, 6 de marzo de 2011

Por fin llegó el día esperado. Santidecai y yo tenemos una cita con el destino en forma de carrera popular, la segunda de la temporada.

A diferencia de la vez anterior, en la carrera popular Macarena, hace dos semanas, ayer no me atiborré a palomitas ni a coca cola. Me recogí en casa y sólo estuve fuera un par de horas durante la mañana para hacer algo de deporte en el gimnasio.

A última hora del día, preparo todo: camiseta, mallas, gps, pañuelos de papel, pulsómetro, calcetines, visera, DNI, móvil, dinero, etc…, de modo que no deje nada olvidado y pueda salir sin prisas de casa.

A las 23:30 estaba ya en la cama, con el despertador programado a las 6:30 de la mañana.

En esta ocasión no me pasé la noche entera corriendo, al menos, pero fue mucho peor…

Estuve la noche entera buscando un aparcamiento para el coche lo más cerca posible del lugar de la carrera y di vueltas y vueltas y me fue absolutamente imposible aparcar. La carrera iba a comenzar y yo sin lograr desembarazarme del coche.

En eso me desperté: tres y cuarto de la madrugada y los ojos como platos.

No sé cuánto tardé en dormirme de nuevo, pero estimo que, al menos, fue hora y media.

La cuestión es que, a las seis y media en punto suena, sin compasión alguna, el despertador. Horror.

Me planto bajo la ducha caliente hasta que, más o menos, consigo despertarme y darle algo de ánimo al cuerpo.

Mucho mejor.

Me preparo un zumo de naranja, una tostada con jamón york y un vaso de leche. Me pongo mi ropa de carreras ultrasónica y me lanzo a la calle.

Naturalmente, después de la pesadilla de anoche, ni me planteo coger el coche. Tomo un taxi que me deja en el parque Amate.

Busco el guardarropa y deposito el cortavientos y me quedo solo con una camiseta fina.

Doy un par de vueltas a un campo de fútbol y me pongo a calentar.

Entonces me encuentro a Santi. Temía no encontrármelo si se colocaba pronto en la fila de salida.

Más de 3000 participantes. Nos situamos cerca del final, no tenemos necesidad de pelearnos por las marcas.

Programo a ForeRundy para que tire de nosotros a 6′ /Km, que es el objetivo previsto. Nuestra estrategia es muy sencilla: bastará con llegar a meta un metro antes que ForeRundy para haber logrado el objetivo. Somos conscientes de que, mientras el pelotón se dispersa, no podremos rodar a nuestro ritmo y nos sacará mucha ventaja. La clave consistirá en no agobiarse y no tener prisa en alcanzarlo, son muchos kilómetros los que hay por delante. Una vez alcanzado, aumentaremos la distancia que nos separa de él a un ritmo cómodo para, finalmente, si llegara el caso, devolvérsela controladamente si nos viéramos escasos de energía.

Comienza el show.

Tapón, naturalmente. Imagino que esto debe de ser la tónica general en este tipo de eventos. Como era previsible, ForeRundy nos saca una ventaja del copón.

Pero no tenemos prisa, ya caerá… Aprovechamos para ir calentando con cuidado.

Encontramos, al fin, un ritmo cómodo, ya sub 6. Es cuestión de tiempo que pillemos a nuestra liebre virtual. Las matemáticas no fallan.

Pasamos por el primer puesto de avituallamiento. No necesito agua, pues llevo una en mi mano desde el mismo comienzo de la carrera y voy bebiendo a buches con periodicidad.

Primera cuesta. Santi me da consejos de como superarla con éxito, manteniendo el ritmo de piernas pero acortando la zancada.

Lo malo es que perdemos parte de la distancia que ya habíamos recuperado a nuestra liebre.

Al fin llega el gran momento. Próximos ya al kilómetro 4, alcanzamos a ForeRundy, lo que significa que, en ese preciso momento, nuestra media ya es 6’/Km, contando con eso todo el tiempo perdido en el tapón. Le damos una colleja al pasar.

El pelotón se va diluyendo y nos es más fácil realizar los adelantamientos, uno tras otro. Apenas nos adelanta gente.

Y seguimos aumentando la distancia de separación. Esto va viento en popa.

Como a ForeRundy lo llevamos detrás de nosotros ya, para no tener que estar cada dos por tres girando la cabeza para ver por dónde anda, optamos por seguir a una liebre «curvilínea», de carne y hueso, que va delante de nosotros, justo a nuestro ritmo.

Segunda cuesta. No nos supone apenas esfuerzo y apenas nos vemos obligados a reducir el ritmo.

Entramos en el parque dispuestos a acometer los kilómetros finales en su interior. Nuestra sugerente liebre se ha quedado atrás ya, que se le va a hacer.

Más o menos, a un kilómetro de la meta, me pregunta Santi si no me importa si aprieta dejándose el resto. Le contesto que por supuesto que no, que faltaría más, que le pegue fuerte. Yo prefiero mantener el ritmo. El objetivo está ya prácticamente logrado y no siento necesidad de esprintar.

Así que, ahí va Santi adelantando gente sin compasión alguna. Yo me mantengo y sigo incrementando la separación con ForeRundy.

Entro en meta en 57′ 16″. Le he sacado a la liebre virtual más de doscientos metros (in crescendo, no ha habido necesidad de «devolver» ni un solo metro).

Termino pletórico y sin sensación de cansancio alguno. Todo un triunfo y el fruto de muchos días de esfuerzo.

Recogemos las bolsas de regalo y nos tomamos la cerveza isotónica que nos ofrecen.

Denominación: XXV Carrera Popular Este
Exigencia: 5
Hora de inicio: 9:29
Distancia recorrida: 9,76 Km
Tiempo empleado: 56′ 42 » (tiempo oficial)
Ritmo medio: 5:52 /Km
Velocidad media: 10’2 Km/h
Consumo energético: 788 Kcal
FC Media: 162
FC Máxima: 169

———————————-

Un gran progreso teniendo en cuenta que no hace dos meses aún desde que me calcé las zapatillas por primera vez para lanzarme a correr sobre el asfalto.

Próxima prueba: la carrera popular Nervión, el 20 de marzo.

Clasificación de los entrenamientos atendiendo al nivel de exigencia

Me gusta clasificar los entrenamientos en función del nivel de exigencia que me suponen:

Nivel 1: Prácticamente ningún esfuerzo.
Nivel 2: Poca exigencia, por debajo de un nivel de trabajo que ya dominamos. Útiles para recuperarnos de sesiones de trabajo duras.
Nivel 3: Entrenamientos de consolidación, de exigencia moderada. Son sesiones en las que se consolida un nivel determinado de trabajo al que ya estamos habituados.
Nivel 4: Entrenamientos de adaptación; son sesiones exigentes en los que el cuerpo está adaptándose a un tipo de práctica que ya ha sido capaz de realizar en algunas ocasiones.
Nivel 5: Exigencia alta; son aquellos en los que aumentamos algún parámetro como la distancia, el tiempo o el ritmo y nos suponen someter al organismo a esfuerzos a los que no está aún acostumbrado.

Una forma prudente de trabajar, por ejemplo, sería esta: si ya estamos realizando entrenamientos en el nivel 3 que ya están consolidados, introducimos eventualmente una nueva vuelta de tuerca aumentando distancia, tiempo o ritmo (nivel 5) a la que tendremos que ir adaptándonos (nivel 4) para finalmente consolidar el entrenamiento (nivel 3). Mientras sucede esto, podemos estar consolidando, a la vez, prácticas que ya tenemos más dominadas.

El nivel 5 implica mayor probabilidad de lesión que los anteriores y debe usarse con mucha precaución. Trabajar sólo en él y someter continuamente al cuerpo a nuevos esfuerzos sin habernos adaptado a ellos y sin haberlos asentado adecuadamente es, con toda certeza, garantía de lesión.

XXVIII Carrera Popular Macarena

Acabo de perder la virginidad. Me he metido p’al cuerpo mi primera carrera popular.

Retrocedamos hasta la tarde del sábado…

Para relajarme, me voy al cine a ver «El cisne negro», me pongo hasta el culo de palomitas (con la de sal que tiene eso) y me trinco una coca cola de esas enormes que te ponen con ellas. Me parece que no es lo más adecuado si uno tiene que patearse 10 km al día siguiente, pero en fin…

En casa me ceno unos macarrones y a las once y algo ya estoy en el catre.

Una noche horrible, apenas he pegado ojo. No sé si serían los nervios de la prueba, la coca cola o qué, pero a las dos me he desvelado. He tardado varias horas en dormirme de nuevo. Y ahora la pesadilla:

He soñado que estaba corriendo en una competición.

El sueño no tiene desperdicio: cuando llevo varios kilómetros me encuentro que hay que hacer una serie de test mentales y problemas. Me parece extraño, pero empiezo a resolverlos. Al rato, alguien me dice: «oye, que esto no es obligatorio, puedes seguir corriendo». Cielo santo, pienso, me habrán pasado todos. Me pongo a correr de nuevo, pero esta vez en dirección contraria, pues quiero comprobar por dónde va el coche escoba. Cuando al fin lo veo, me pongo contento, doy la vuelta y sigo corriendo ya en el sentido de la marcha.

En un momento dado, llego a una avenida que cruza perpendicular y le pregunto a uno que dirección tomar, si a la izquierda o la derecha. Me dice que a la izquierda, pero otro se acerca y me dice que no, que han tirado por la derecha. No hay ni Dios en la calle… No sé cómo siguió.

A las 7 en punto de la mañana suena el despertador. Con un aspecto horrible de no haber descansado me meto bajo la ducha a despejarme. Desayuno un zumo de naranja, una tostada y un vaso de leche y me pongo la indumentaria para el asunto: 100% Kalenji del De_cartón, salvo las Mizuno a los pies. Aderezo con un gorro blanco y una braga para el cuello.

Cojo el coche y aparco como puedo en un polígono industrial que está pegado al parque.

La marabunta de gente estirando y trotando como si ya hubiera empezado la carrera. ¡Qué ambientazo!

Me encuentro con un colega del curro que también se ha apuntado.

Caliento dando saltos y estiro un poco. Hace una mañana preciosa que promete ser calurosa.

Colocado ya para el pistoletazo de salida, que estaba previsto a las 9:30.

No sé cuántos miles de personas estábamos allí. Pobre del que pudiera tropezar y caer.

Con algo de retraso comenzamos a arrancar. Un embudo horrible a la salida del parque, la organización ya podría haber sido más hábil en esto.

¡¡¡No pude empezar a correr hasta que no hubieron pasado 4 minutos 20 segundos!!!

Al fin comenzamos a trotar en manada. Poco a poco voy adelantando gente. Estoy rodando entre 5:30 y 5:45 y me noto fantástico, muy suelto de piernas. Será el efecto dorsal famoso o el hecho de estar acompañado por tanta gente, pero la verdad es que uno da más de sí.

Temo no poder sostener esa velocidad y me planteo si debería bajarla, no sea que no pueda cumplir el objetivo de llegar por un mal planteamiento de la carrera. Pero se está tan bien entre la gente que decido mantenerlo.

Cojo una botella de agua en el primero de los puestos de avituallamiento. Echo un trago de mala manera y la sostengo conmigo para el resto de la carrera. Mi corazón está de lleno en zona anaeróbica y se me hace difícil beber así sin aliento que me sobre.

Y sigo adelantando gente. Veo a muchos abandonar, algunos lesionados.

Comenzamos el ascenso a la carretera de Carmona y aparece el indicador de kilómetro 6 poco más adelante. Sigo manteniendo un ritmo intenso (para mí) inferior a los 6 por kilómetro, no doy crédito.

Entramos en el parque de nuevo, donde nos esperan varios kilómetros más de recorrido. Se me empieza a hacer eterno, pero sigo manteniendo mi ritmo.

Una cuesta arriba de nuevo sobre el kilómetro ocho y empieza a venirme el bajón. En un momento dado temo desmayarme si no aflojo. A la vez una sensación de náuseas y unas ganas tremendas de giñar. Es como si el cuerpo decidiera desprenderse de todo como medida extrema.

Me quito la braga del cuello (el gorro me lo quité sobre el kilómetro siete para oxigenarme mejor a través de la cabeza recién rapada), bajo un poco la marcha y las sensaciones agónicas desaparecen, pero soy consciente de que no podré aguantar mucho más así. Afortunadamente, ya veo a lo lejos la línea de meta.

Entro en 57 minutos 37 segundos. Es que ni me lo creo. Unos segundos más y me acerco a uno de los pasillos de entrada donde me leen el código de barras que lleva mi dorsal y dará el tiempo definitivo que se publique en la web.

Me coloco en otro pasillo donde me dan una bolsa con cosas.

¡¡¡Qué subidón!!! Me siento el rey del mambo, la vida es preciosa…

Mal estiro, comparto el triunfo con otros compis del curro que he visto y, visto que no nos dan tickets con nuestra marca (al parecer, otros años lo han hecho), regreso a casa.

Conclusiones:

La organización marcaba una distancia de 9’9 Km. Mi GPS indicaba 9,46 Km.

Salvo los minutos perdidos iniciales, he estado rodando a un ritmo por debajo de los 6′ /Km. Siempre estuve rodando por debajo de 6. El kilómetro del bajón estuve corriendo a 6:02.

Las pulsaciones peor que nunca, completamente anaeróbico, pero más feliz que unas castañuelas. Frecuencia cardiaca media: 161 ppm y frecuencia cardíaca máxima: 175 ppm justo cuando pensé que podría desmayarme y bajé el ritmo.

Y eso es todo!!!!!! Ahora voy a llamar a mi madre y se lo cuento.

Por cierto, hace un día precioso de sol en Sevilla. Me voy a poner hasta el culo de cervezas pero YA!!!!

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies