La fórmula Maffetone

La única forma de conocer con precisión nuestros umbrales es a través de estudios fisiológicos como las pruebas de esfuerzo o los tests de lactato.

No obstante, existen diferentes aproximaciones que pueden servirnos de referencia en ausencia de las pruebas físicas. Pueden ser más o menos precisas en función de cada persona, pero, en términos estadísticos dan buen resultado.

Ya conocemos algunas de ellas. Normalmente suelen partir sustrayendo la edad a 220. A partir de ahí, las ahí que toman en consideración el ritmo cardíaco mínimo y otras que no. Se suelen aplicar después unos porcentajes determinados que nos permiten establecer los distintos rangos.

Existe una fórmula curiosa que parte de un valor diferente. Fue propuesta por el doctor Phil Maffetone, autor del libro «The big book of endurance training and racing».

Su aplicación nos permite estimar la frecuencia cardíaca máxima aeróbica.

Para ello, parte de un cálculo basado en la edad cronológica que luego ajusta con características fisiológicas del individuo.

1) Comenzamos sustrayendo nuestra edad a 180.

2) Modificamos la cantidad resultante en función del criterio que más se ajuste a nuestras características de salud:

a) Si estamos recuperándonos de una enfermedad seria o de una operación, o mantenemos medicación constante, restamos 10.

b) Si venimos de una lesión, somos alérgicos, tenemos asma, nos resfriamos más de dos veces al año, no somos muy constantes en los entrenamientos o estamos empezando, restamos 5.

c) Si entrenamos regularmente unas cuatro veces por semana sin que se den los casos anteriores, mantenemos la cantidad tal como está.

d) Si llevamos entrenando regularmente más de dos años sin incurrir en lesiones, sumamos 5.

En mi caso, por ejemplo, considerándome clasificado en el apartado c, mi frecuencia aeróbica máxima sería, según Phil Maffetone:

180 – 46 = 134 ppm

El entrenamiento de hoy ha resultado idéntico a los últimos: 1 hora trotando persiguiendo una media de pulsaciones final de 139 ppm.

Me ha resultado bastante más complicado que la vez anterior, quizás por la diferencia de temperatura. Sólo sé que he tenido que esforzarme bastante por mantener el pulso a raya. En el minuto 20 ya alcancé el valor de 139 de media (en el anterior, estuve en 138 hasta el 45).

El lugar elegido ha sido las calles del centro de Sevilla, algo que verdaderamente no ayuda a estar concentrado y requiere mantener siempre los sentidos alerta.

En cualquier caso, bien está lo que bien acaba y el reto se cumplió.

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm
Exigencia: 3
Distancia: 7’83 Km
Tiempo: 60′
Ritmo medio: 7:40 /Km
FC media: 139 ppm

Python – Capítulo 3: Interactuando con el programa

Objetivo: crear un simple programa interactivo que pregunte nuestro nombre y nos lo devuelva por pantalla.

Vamos a abrir Python en modo interactivo. Esto nos va a permitir lanzar cada instrucción una a una y comprobar su efecto antes de ejecutar la siguiente, algo muy instructivo cuando se están dando los primeros pasos en esto. Hay varias formas de hacerlo y más adelante presentaré IDLE, mi opción favorita, pero hoy ejecutaremos Python desde la línea de comandos.

Para ello, si estamos usando Windows, podemos elegir directamente en el grupo de programas Python, Python (command line) o bien podemos abrir un intérprete de comandos e introducir:

python

Si, tal como explicamos en el capítulo anterior, agregaste la ruta a Python en el PATH del sistema, te aparecerá el prompt de Python, las famosas tres flechas:

>>>

En caso contrario, deberás lanzar el comando desde la carpeta en la que reside el ejecutable de Python.

Introduce ahora la siguiente instrucción:

>>> print ('Voy a hacerte un truco de magia')

y pulsa Enter.

Aparecerá en pantalla la frase:

Voy a hacerte un truco de magia

Escribe ahora:

>>> nombre = input ('Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo): ')

lo que te devolverá el texto

Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo):

Haz caso al requerimiento y contesta, por ejemplo:

Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo): Pepito de los Palotes

Pulsa Enter nuevamente. ¿Qué ha sucedido?

El texto que hemos introducido, Pepito de los Palotes, se ha almacenado en una variable denominada nombre.

Por el momento, basta con imaginar que una variable no es más que una caja que almacena algún tipo de unidad de información, como un número o un texto. Se denomina variable porque su contenido puede ser modificado desde el programa (a diferencia de una constante).

Decimos que a la variable nombre se le ha asignado el valor ‘Pepito de los Palotes’. (Veremos que las cadenas de caracteres en Python se rodean de comillas simples o dobles).

Fijémonos nuevamente en el comando:

nombre = input ('Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo): ')

La función input se utiliza para pedir información interactivamente al usuario. Lo que introduzcamos a continuación del texto que hay entre comillas será asignado a la variable que hay a la izquierda, antes del signo igual.

De este modo, la variable nombre ya contiene nuestro nombre. Veamos cómo prosigue el programa:

>>> print ('Y ahora voy a hacer un truco de magia...')

Aparecerá en pantalla el texto que está entre las comillas. Introduce a continuación:

>>> print ('Deja que adivine..., tu nombre es...')

lo que devuelve:

Deja que adivine..., tu nombre es...

Para finalizar, escribe:

>>> print (nombre)

Y, como por arte de magia, aparece:

Pepito de los Palotes

Fijémonos en el último comando:

print (nombre)

Esta instrucción muestra en pantalla el contenido de la variable que figura entre los paréntesis.

Observemos con cuidado el uso de print. Fíjate que aparece nombre sin comillas.

Las comillas las empleamos en print para que imprima una cadena de texto. Cuando no las ponemos es porque lo que queremos imprimir es el contenido de una variable.

Cerremos el modo interactivo de Python pulsando Ctrl-Z seguido de Enter.

Para finalizar, una vez probado el código en modo interactivo, recopilemos en un fichero de texto todos estos comandos para poder almacenar el programa y reutilizarlo cada vez que queramos sorprender a alguien.

# Gran truco de magia -- Las líneas que empiezan por # son comentarios
print ('Voy a hacerte un truco de magia')
nombre = input ('Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo): ')
print ('Deja que adivine..., tu nombre es...')
print (nombre)

Guardémoslo como magia.py en la carpeta donde almacenamos nuestras prácticas.

Para ejecutarlo, desde el prompt del intérprete de comandos, hacemos:

c:\pruebaspython> python magia.py

Voy a hacerte un truco de magia
Introduce tu nombre (no estoy mirando, tranquilo): Pedro Picapiedra
Deja que adivine..., tu nombre es...
Pedro Picapiedra

Seguro que dejas atónito a cualquiera a quien le hagas el truco (pensándolo bien, quizás no tanto).

Recuerda: ¡los buenos trucos jamás se cuentan!

Javier Montero Gabarró


Fecha de última revisión: 21 de julio de 2012


Python – Capítulo 3: Interactuando con el programa


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Placeres aeróbicos

Domingo y nueva sesión aeróbica placentera por la mañana.

Ejercicio diseñado exactamente como en el entrenamiento anterior: rodar a 139 ppm de media durante una hora. El escenario lo he modificado: parque del Alamillo y la Isla de la Cartuja.

Esta vez la media de 139 ha tardado en aparecer. Hasta el minuto 45, aproximadamente, he ido rodando a una media de 138 ppm. Me he visto obligado a forzar ligeramente para poder subirla un punto.

Gustoso, como un Ferrero Rocher…

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm
Exigencia: 3
Hora de inicio: 11:47
Distancia: 8’15 Km
Tiempo: 60′
Ritmo medio: 7:22/Km
FC media: 139 ppm

Python – Capítulo 2: Primer programa formal en Python

Objetivo: escribir el primer programa en Python y ejecutarlo, un gran paso en el aprendizaje de cualquier lenguaje de programación.

En el anterior episodio instalamos Python 3.2, presentamos el modo interactivo y descubrimos la función print() para mostrar en pantalla un texto.

Hoy vamos a escribir nuestro primer programa formal en Python.

La plataforma circunstancial en la que estoy trabajando en estos momentos es Windows, de modo que me referiré en particular a ella, al menos durante los primeros capítulos de esta serie. No obstante, todo lo que comente referente al lenguaje en sí, será, casi siempre, independiente del sistema operativo.

Necesitaremos un editor simple que nos permita generar ficheros de texto limpios. El más básico que trae Windows es el bloc de notas (notepad.exe).

Abrimos el bloc de notas y escribimos las siguientes líneas:

# Este es mi primer programa en Python
print ('Si soy capaz de hacer esto, ya casi sé hacer cualquier cosa')

La primera línea, que comienza con la almohadilla «#» nos indica que estamos introduciendo un comentario. Todo lo que hay desde ese símbolo hasta el final de línea es ignorado por el intérprete de Python.

Es una buena práctica de programación documentar bien los programas. Cuando más adelante tengamos que revisar el código fuente, disponer de una buena documentación nos evitará mucho tiempo tratando de descifrar lo que en su día escribimos.

Guardamos el fichero asegurándonos que tenga por extensión .py, característica de los programas en Python.

Supongamos que tenemos, entonces, el fichero programa1.py en la carpeta c:\pruebaspython, que hemos creado expresamente para nuestro aprendizaje.

Ejecutaremos el programa desde el intérprete de comandos de Windows, pero antes debemos preparar la máquina para que incluya la ruta en la que se encuentra Python en el path de búsqueda.

En Equipo, botón derecho Propiedades, o bien el el Panel de Control |Sistema (ambos caminos conducen al mismo sitio en Windows Vista), vemos, a la izquierda la opción Configuración avanzada del sistema, que nos permite entrar en el cuadro de diálogo Propiedades del sistema.

Hacemos clic en el botón Variables de entorno.

En Variables del sistema buscamos la variable PATH y hacemos clic en Editar. Nos aparece una larga línea de texto que contiene todos los directorios que están en el camino de búsqueda.

Nos posicionamos al final de esa línea y agregamos un punto y coma seguido de c:\python32 (la carpeta donde instalamos Python). Aceptamos y cerramos todas las ventanas.

Desde este mismo momento, si desde el intérprete de comandos nos posicionamos en cualquier directorio podremos ejecutar el comando python sin que aparezca un error indicando que el comando no ha sido encontrado.

Estamos en condiciones ya de ejecutar nuestro primer programa en Python. Nos dirigimos a c:\pruebaspython y ejecutamos:

c:\python> python programa1.py

Si todo ha ido como es debido, deberá aparecernos, justo debajo:

Si soy capaz de hacer esto, ya casi sé hacer cualquier cosa.

Enhorabuena, ya hemos dado el primer paso; los demás sucederán casi solos.

Javier Montero Gabarró


Fecha de última revisión: 15 de julio de 2012


Python – Capítulo 2: Primer programa formal en Python


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Variando el tipo de entrenamiento aeróbico

Tras los cambios de ritmo del miércoles, de vuelta a la normalidad ejercitando el sistema aeróbico.

En los últimos ejercicios he trabajado buscando el mínimo de pulsaciones que me permitiera rodar cómodo. Alcancé mínimos sorprendentes de 128 ppm y una media de 133 ppm.

La variante de hoy implica un planteamiento diferente: se elige una frecuencia objetivo que hay que tratar de conseguir como media al finalizar la hora.

He elegido un valor de 139 ppm, un punto por debajo de 140, pero aún dentro de las 13 decenas. La cifra en concreto no obedece a ninguna fórmula física, sino más bien a razones psicológicas: ser capaz de rodar aeróbicamente sin alcanzar el 140.

De hecho, mi ritmo de crucero, MI RITMO, aquel con el que más cómodo estoy, lo siento como el que me permite ir rodando entre 135 y 139 ppm.

El lugar de entrenamiento ha sido la orilla del río. Buena temperatura e incertidumbre de si llovería o no. Viento relativamente intenso.

Todo ha resultado perfectamente. A los 20 minutos mi media de pulsaciones ya estaba en 139, valor que ya permanecería en pantalla hasta el final del ejercicio, pese a que todo el tiempo he estado fluctuando con ritmos entre 134 y 142.

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm (apréciese «=» en lugar de «sub»)
Exigencia: 3
Distancia: 7920 m
Tiempo: 60′
Ritmo medio: 7:34/Km
FC media: 139 ppm

Nuevo entrenamiento muy placentero. Insisto en que estos son los que hacen que me sienta mejor.

Motivaciones intrínsecas

En un foro en el que participo se preguntaba sobre fórmulas para mantener una motivación constante y no racheada. Es un tema delicado y me ha parecido interesante dejar aquí mi visión particular:

Hay libros enteros dedicados a la motivación. Teorías no faltan. Recuerdo haber estudiado a Bandura hablándonos de las expectativas de resultado y de autoeficacia como elementos que determinaban el grado de motivación de las personas.

La PNL nos ofrece numerosas maneras de afrontar la perdida de motivación y su aplicación dependerá de cada persona y de la situación en particular.

Podemos comenzar revisando los niveles lógicos, ¿existe alguna creencia limitadora? ¿es una cuestión de habilidades, conducta, entorno?

¿Están los objetivos bien definidos? Esto es, en términos positivos, con control sobre ellos, tamaño adecuados, etc… ¿Estamos comprometidos con esos objetivos? ¿Hemos considerado la «ecología», es decir, ¿entran en conflicto con otros objetivos? Cualquier reserva en este sentido significará una losa que con toda probabilidad terminará minando nuestra motivación.

Podríamos examinar las estrategias que la persona usa para motivarse y trabajar en ese aspecto.

A mí me gusta tratar los problemas de motivación desde la perspectiva de su origen. ¿Se trata de una motivación extrínseca o intrínseca?

Una motivación es intrínseca cuando la recompensa se halla en su propia realización. Por ejemplo, podemos jugar al tenis simplemente porque disfrutamos haciéndolo, sin necesidad de miras superiores.

Una motivación extrínseca ligada a una fuerte motivación intrínseca es una fórmula mágica para el logro rápido de objetivos.

Soy músico y afronto un duro esfuerzo componiendo canciones, ensayando y preparándolas a conciencia con los compañeros de mi banda. Difícilmente podría estar motivado permanentemente si no fuera por una visión clara de mi objetivo unido a un honesto y auténtico placer disfrutando de lo que estoy haciendo.

Las motivaciones intrínsecas son muy poderosas. Consisten en comprender que el disfrute está en el propio camino más que en la meta. Son las únicas que realmente pueden hacernos disfrutar del momento más valioso, el único que verdaderamente existe: el momento presente.

Cambios de ritmo al sol

La sesión de hoy ha estado dedicada a los cambios de ritmo que tengo programados una vez a la semana.

Mucho calor, he estado a punto de dejarla hasta el atardecer pero, dado que tampoco me iba a suponer mucho tiempo, al final he optado por liquidarla a primera hora de la tarde, en plena solana.

El plan previsto era incidir en el que realicé la última vez, sugerencia de Sprinter. Recordemos: 3 minutos a un ritmo bajo, 2 a ritmo de crucero y 1 a un ritmo vivo. Repetir las veces que proceda.

Este tipo de cambios de ritmo los tengo estructurados, para mi mejor control, con la denominación CR-II.

El anterior que realicé fue:

CR-II (6:00, 5:30, 5:20, 3)

Las tres primeras cifras indican los ritmos lento, carrera y vivo, respectivamente. El tres último se refiere al número de veces que he repetido el conjunto total.

Hoy le he dado una pequeña vuelta de tuerca. De partida, el ritmo vivo lo he rebajado hasta 5:10. Según como me viese en el último bloque, intentaría dar una cuarta pasada.

He comenzado rodando un tiempo muy suave para calentar bien. Por decir algo, pues el calor que hacía era para reventar.

La primera vuelta 3-2-1 las realizo a los siguientes ritmos: 5:53, 5:27 y 5:03. Es decir, sin problema, siempre mejorando algo los ritmos propuestos. Las pulsaciones tras estos seis primeros minutos ya estaban en torno a 162.

El siguiente bloque cae a 5:50, 5:25 y 5:08, con pulsaciones al final de 168. Salta la alarma.

Tercer bloque a 5:57, 5:29 y 5:07, con pulsaciones de 173. ¡Esto se hunde!

Opto por dar finalizado el ejercicio con las tres repeticiones previstas y no tentar la suerte a una cuarta. Por otra parte, la serie viva de las dos primeras no me han supuesto esfuerzo, pero esta tercera me sentía ya muy justo.

Un poco de rodaje de «enfriamiento» para recuperar la estabilidad cardíaca poco a poco y concluyo con unos minutos de la técnica de carrera que me explicó Sprinter cuando entrené con él.

Buenos estiramientos al final y una tanda de ejercicios de acondicionamiento aprovechando que el entrenamiento ha sido de menos duración que los aeróbicos habituales.

Resumen de sensaciones: qué placer volver a lanzar la zancada, contenida siempre por el entrenamiento aeróbico. Me sentía como una gacelilla sabanera trotando a 5/Km. La lástima es que mi sistema cardio-respiratorio no podía atender las demandas de oxígeno que mis piernas necesitaban.

Pero poco a poco…

Denominación: CR-II (6:00, 5:30, 5:10, 3)
Exigencia: 5
Distancia: 3,26 Km
Tiempo: 18′ 14″
Ritmo medio: 5:36/Km
FC media: 162 ppm

¿Se puede profundizar más?

Con un kilo más, al menos, debido a los excesos de la Semana Santa y a lo bien que cocina mamá, me dispongo a retomar, con mucho mono, los entrenamientos habituales ya en Sevilla.

Quiero seguir avanzando en este ejercicio de autodescubrimiento que he empezado hace ya tiempo, el trabajo al mínimo de pulsaciones posibles.

Unos 25 grados llevaderos me han animado a salir temprano.

Rebajo en un punto el techo máximo, como vengo haciendo cada vez que noto mejoras, dejándolo ya en 144 ppm, aunque sé de sobra que este valor es simbólico, pues me estoy moviendo ya por pulsaciones bastante más bajas. No obstante, me motiva apretarme las tuercas muy poco a poco y sin prisa.

Cuatro y veinte de la tarde y me echo a correr. Gafas de sol, gorra y botella de agua en la mano.

Rápidamente las pulsaciones empiezan a subir, pero intento controlarlas desde el primer momento. Sin mucho esfuerzo logro sostenerlas alrededor de 139, sólo en algunas ocasiones alcanzando 142.

Esto promete, minuto veinte y estoy consiguiendo una media de 136 ppm y aún no han aparecido los instantes de magia aeróbica.

Pero poco a poco, como era de esperar, se empiezan a reducir mis pulsaciones. Voy muy lento, pero me siento cómodo.

Empiezo a tocar el valor de 133, ya soy capaz de sostenerme entre 133 y 135.

Y 132, 131, 130…

La media se reduce a 135 ya entrando la segunda media hora.

Pero la fiesta no termina ahí. En el minuto 47 cruzo la barrera, toco el valor 129 y las pulsaciones medias descienden hasta 134.

No doy crédito a lo que sucede. Me resulta tan sorprendente.

Me despido del ejercicio con dos nuevos regalos: a escasos dos minutos del final, alcanzo el valor mínimo y me pongo a rodar a 128 pulsaciones por minuto.

¡128 pulsaciones por minuto, al sol y con una temperatura de 24 grados!

30 segundos antes de la hora, el valor medio de las pulsaciones marca 133.

133 pulsaciones de media.

Ya tengo la absoluta certeza de que, con el tiempo, seré capaz de desarrollar ritmos decentes a menos de 140 ppm, disponiendo de un rango dinámico muy amplio a mi disposición cuando necesite dar caña.

Denominación: 60′ FC media sub 144 ppm –> OK: 133 ¡Ojo al dato!
Exigencia: 3
Hora de inicio: 16:19
Distancia: 7’02 Km
Tiempo: 60′
Ritmo medio: 8:33/Km
FC media: 133 ppm

Como doble premio, las sensaciones finales.

Si hay un ejercicio que verdaderamente «ennirvane» corriendo es hacerlo durante un tiempo prolongado al mínimo de pulsaciones posibles, creedme.

¡Qué deliciosa sensación de paz interior!

De vuelta a la cinta

Me he escapado a pasar unos días con mi familia en Madrid. Entre el equipaje que me he llevado, como era de suponer, figuraban mis zapatillas para correr.

Día de lluvia. Como tenía la posibilidad, he optado por acercarme a casa de mi hermana y utilizar la cinta que tiene allí.

Banda del pulsímetro al pecho y he arrancado dispuesto a hacer otro ejercicio aeróbico de los que estoy practicando últimamente. He acotado el límite superior en 145 ppm, aún a sabiendas de que no iba a alcanzarlo.

Para acompañarme, me han puesto de fondo la banda sonora de la ópera rock «Jesus Christ Superstar», una obra maestra de la música.

Comienzo a ascender la velocidad gradualmente controlando las indicaciones del pulsómetro para que las pulsaciones no se disparen desde el primer momento.

En unos minutos me doy cuenta de que, a 8 Km/h estoy teniendo unas pulsaciones instantáneas de 140 ppm.

En circunstancias normales habría rebajado la velocidad para hacer descender el pulso, pero dado que estaba en una cinta que me permitía mantener la velocidad constante me decido a no modificar el ritmo y observar qué sucede con las pulsaciones a lo largo de la hora. Sólo en el caso de que peligrase el umbral de 145 le quitaría velocidad a la máquina.

El resultado no ha sido otro sino que las pulsaciones se han mantenido cómodamente alrededor de 140 sin apreciarse una tendencia definida a subir ni a bajar durante todo el entrenamiento.

Eso sí, he sudado tela, bastante más que en exteriores.

Denominación: 60′ FC media sub 145 ppm –> OK: 139 ppm
Exigencia: 3
Distancia: 8164 m
Tiempo: 60′
Ritmo medio: 7:21/Km
FC media: 139 ppm

Mi cuñado, que corrió el maratón el domingo pasado, me ha propuesto que me dé una escapada a Madrid el 29 de mayo a correr los 10K de Liberty por las calles de la capital.

Pues lo mismo me subo, si no hay otras opciones interesantes más cercanas.

Python – Capítulo 1: Programando en Python

Objetivo: Mostrar la página oficial de Python, descargar e instalar la versión 3 y realizar una prueba básica de funcionamiento.

He vuelto a sacar la lámpara mágica del trastero. Ha llegado el momento de invocar al genio de nuevo.

La froto; con gesto aburrido y soñoliento aparece ante mí.

– Tú me dirás…
– Genio, quiero programar en Python -le digo.
– Escucho y obedezco…

Y me escribe, en una pizarra http://www.python.org.

Este genio es muy peculiar. Tiene un lado bueno, y es que te permite pedirle más de tres deseos, lo cual es muy de agradecer. En contrapartida, los deseos te los tienes que currar tú. Él se limita a establecer unas pautas y a asegurarte un estado mental adecuado, pero el esfuerzo duro lo tienes que realizar tú.

Visito la página web que me ha sugerido, sitio oficial de este lenguaje de programación.

Lo primero que debo hacer es descargarlo e instalarlo en el portátil que llevo conmigo en estos momentos. Se trata de una máquina Windows. Un equipo Linux lo traería, con bastante probabilidad, ya preinstalado.

Visito la sección de Descargas y me encuentro que Python se distribuye en dos sabores: versiones 2.x y 3.x.

El salto de Python de la versión 2 a la 3 ha supuesto grandes cambios en el lenguaje, hasta el punto de que, en términos generales, son incompatibles entre sí.

El proyecto 3.x es relativamente nuevo y aún existen gran número de aplicaciones que están corriendo en 2.x. Se entiende, por lo tanto, que los desarrolladores mantengan viva aún la versión antigua.

Las últimas versiones estables que podemos descargar son, en la fecha en que escribo esto (abril 2011), Python 2.7.1 y Python 3.2.

En la lista de descargas hago clic en el enlace Python 3.2 X86 MSI Installer, que me permite bajarme el fichero python-3.2.msi.

Una vez descargado hago doble clic sobre él para proceder a su instalación aceptando las opciones que me ofrece por defecto.

Instalo el paquete completo (28 MB, tan sólo) en la carpeta c\:Python32.

Antes de cerrar la página web, conviene que anotemos el siguiente enlace, donde encontraremos abundante información sobre Python 3:

http://docs.python.org/py3k

Confirmemos que todo ha ido bien.

Nos vamos a Inicio | Todos los programas | Python 3.2 y elegimos

Python (command line)

Nos aparece la pantalla típica del intérprete de comandos mostrándonos el prompt de Python, >>> esperando a obedecer nuestras órdenes. Probémoslo:

>>> print ('Gracias, genio, ya puedes volver a meterte en la lámpara')

Y pulsamos Enter.

Observemos los paréntesis del comando print (que en la versión 2 no son necesarios, pero sí en la tres) y no olvidemos enmarcar la frase entre comillas.

Ya hemos dado los primeros pasos: hemos instalado el programa y sabemos cómo hacer para que nos aparezca una frase en pantalla.

Por hoy es suficiente; en la próxima entrega escribiremos nuestro primer programa formal.

Javier Montero Gabarró


Fecha de última revisión: 14 de julio de 2012


Python – Capítulo 1: Programando en Python


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