El asesino siempre retorna al lugar del crimen

Dicen que el asesino siempre regresa al lugar del crimen.

El 20 de febrero corrí mi primera popular, la del distrito Macarena.

Hoy, casi tres meses después, he vuelto a visitar el parque de Miraflores. He recorrido los caminos por los que discurrieron los últimos kilómetros de la carrera, metro por metro.

He vuelto a subir la cuesta en la que me dejé el alma y casi me desmayé.

Ahí maté y enterré al fantasma de mis miedos hace tres meses. Hoy he vuelto a pisotear su tumba.

O quizás mi corazón no aguantó aquella cuesta, me quedé en ella y el fantasma soy yo, y ahora me dedico a deambular lentamente, casi flotando, por los parques y por la orilla del río. Y a «fantasmear» en los foros avisando de los peligros de someter al corazón a un régimen de pulsaciones elevado.

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm
FC media = 139 ppm

PD: Antes de que alguno lo piense… Vale, algo fantasma si soy.

Cómo se rodó "Una y otra vez"

Todo comenzó en Radio Estilo (90.4 en el dial sevillano) el 18 de enero, durante la emisión del programa «Noches del baratillo», en una edición dedicada a la poesía erótica, presentado por Mila Díaz Gálvez y José Luis González Cáceres.

Acudimos, representando a Viciosfera, Loreto con su teclado, y yo con mi guitarra, invitados por una amiga mía, María Luisa Viu (autora, por cierto, de la letra de «Nostalgia», uno de nuestros primeros temas), que nos había pedido que la acompañáramos en la lectura de sus poemas.

Fue una noche especial en la que nuestra música, arreglada instrumentalmente, decoraba de fondo la lectura de cada texto.

En un momento de la sesión, dos de nuestras canciones más eróticas surcaron las ondas en la versión íntegra, grabada en estudio, que traje en un CD para la ocasión: la pornográfica «Droga a dos trazos» y la agridulce historia de desamor, «Mermelada».

Todo resultó un éxito y José Luis González, al que le gustó las canciones, nos propuso participar en un evento dedicado a la violencia de género que se celebraría en abril en los salones del Centro Cultural Santa Clara, junto a la Alameda de Hércules.

Nos pareció una idea interesante y me ofrecí a componer una canción nueva, con letra dedicada a la temática requerida, que se estrenaría durante el evento.

Y con esa idea nos despedimos, intercambiamos teléfonos y correos electrónicos y nos olvidamos del asunto.

Hasta que el 14 de marzo, en pleno ensayo de la banda al completo, recibo una llamada telefónica de José Luis González Cáceres. Me informa de que el proyecto sigue adelante y me pregunta si aún puede contar con Viciosfera.

Le contesto afirmativamente, y le confirmo que estrenaremos un tema dedicado a la violencia de género.

El recital se celebrará el próximo 5 de abril.

Apenas algo más de dos semanas por delante y aún no hemos preparado nada. No hay tema compuesto y muchos interrogantes técnicos que responder: ¿podrá participar la banda al completo o será un arreglo para menos instrumentos?

Pasa la semana sin avance alguno, hasta que el día 19 recibo un correo de Loreto acompañado de una letra sin título.

Una grata sorpresa: es la primera vez que Loreto participa directamente en la composición de una canción (pocos días después recibiría la segunda de sus letras, «Cautiva Dora»). Además, el texto encaja perfectamente con lo que estamos buscando para el día 5.

Aprovecho estos días para intentar aclarar los aspectos logísticos del evento y le pregunto a José Luis sobre las características de la sala, si podríamos contar con una mesa de mezclas y todo ese tipò de detalles técnicos.

El sábado, día 26 recibo un correo de Dolores Herrera, de «Noches del Baratillo» indicándome que será difícil contar con los medios que solicito. El local hasta hace poco era un convento y no está adecuado para conciertos. También me pide que le mande una pequeña presentación de la banda.

En ese momento tomamos la decisión de que será un arreglo para piano y guitarra, descartando la presencia de Raúl, al bajo, y Vitor, en la batería.

Y la melodía sin componerse, y quedan 10 días.

Decido no demorarlo más. Cojo la guitarra, esbozo una armonía, me planto delante la letra de Loreto y en una hora compongo la melodía íntegra del tema.

Poco después «Una y otra vez» ya tiene título también (crédito para Lola Delgado, que lo extrajo hábilmente de la letra de Loreto).

A las diez y media de la noche anuncio en la página de Viciosfera en Facebook que Opus 16, «Droga a dos trazos» ya está concluida.

Envío un correo electrónico al grupo para convocar un ensayo de urgencia para el martes 29. El resto de la semana no podré estar disponible, pues he de desplazarme a Las Palmas por cuestiones laborales.

Lunes 28 de marzo: envío a José Luis González la letra de «Una y otra vez» y una imagen simbolizando a una mujer postrada y abrazando sus piernas para un folleto que está editando con todos los poemas del recital(crédito, Francisco Montero Álvarez, mi padre, que la dibujó para el single de Viciosfera que formaron las canciones «Nostalgia» y «She was a song»).

El martes 29, durante la mañana, envío a Dolores Herrera la presentación que he preparado para anunciar a Viciosfera:

«Viciosfera es una banda de rock sevillana fundada en el año 2007. Integrada por Javier (guitarra y voz), Loreto (teclado y coros), Raúl (bajo) y Vitor (batería), su música es tan ecléctica como lo es el abanico de emociones que experimenta el ser humano. Acordes y sentimientos se confunden en cada una de sus canciones, en las que se invita al oyente a descubrir, en esta amalgama musical, lo más íntimo de su propio ser.»

«Dada las peculiaridades del evento, no se ha podido contar con la banda al completo. El tema que nos presentarán es una adaptación para guitarra y piano de un tema creado expresamente para esta ocasión.»

A las seis de la tarde, tal como estaba previsto, acuden a mi casa Loreto y Vitor. Raúl no puede asistir, aunque su presencia no es necesaria, no habrá bajo en la presentación. Vitor es aún duda: aunque no habrá batería quizás podría haber sitio para una pequeña percusión electrónica.

Montamos el chiringuito, con bolsa de Doritos incluida (piscolavis típico cuando ensayamos) y les muestro la canción.

Vitor diseña con facilidad un ritmo que encaja con el 12 x 8 de «Una y otra vez». Loreto comienza a dibujar los acordes en el piano.

Termina la sesión con muchos asuntos en el aire aún. Y, lo peor, es que al día siguiente cojo un avión y es muy probable que no podamos ensayar más hasta el día del espectáculo.

El viernes, 1 de abril, José Luis me hace llegar el cartel del evento. Le traslado la última versión de la letra, que aún puede encajar, pues no ha terminado la maquetación del libreto.

Sábado 2 de abril: reescribo la armonía de «Una y otra vez» añadiendo tensiones y disonancias a algunos acordes. En particular, agrego una novena menor al E7 de las estrofas, agrego la séptima mayor al acorde de Do mayor y cambio de «sexo» el Fa mayor, haciéndolo menor, encajándolo con el acorde que arrancará el estribillo obsesivo, que mantiene su misma estructura.

La poderosa Intro de «Una y otra vez» queda definida sobre los acordes Am7 y E7b9.

Reajusto la melodía para deshacer algunos intervalos de segunda menor que se habían formado tras la «extensión» de los acordes de la estrofa.

Comunico a la banda cuál será nuestra estrategia para el día 5: me hubiese gustado que Loreto se hubiese atrevido a cantarla, pues la letra implícitamente estaba hecha desde la perspectiva de una mujer. Pero no ha habido tiempo a ensayar y no conoce la melodía, ni los nuevos giros armónicos. Así pues, Loreto leerá simplemente el texto y yo esbozaré la melodía cantándola en algunos momentos para reforzar su lectura. No llevará su teclado y el único instrumento de acompañamiento será mi guitarra acústica.

Y llegó el día del recital, 5 de abril.

Me desplazo a nuestro local de ensayo para recoger un amplificador Marshall que tengo especial para guitarra acústica. No sé con qué contaremos, pero lo que puedo asegurar es que la guitarra sonará.

Con una hora de antelación, nos encontramos en el Centro Cultural Santa Clara. Concretamos los aspectos técnicos. Nos ofrecerán dos micrófonos, uno para que Loreto lea el texto y otro para que yo acompañe cantando. La guitarra acústica sonará a través del Marshall.

Somos los últimos en intervenir. Entre el público, Vitor, que se ha ocupado de todos los aspectos fotográficos, y Raúl, que está sentado al fondo.

Comienza la lectura Loreto: «Tantos años juntos y sigo sin entender…» La guitarra acústica entrelaza los acordes de la estrofa.

Llega el estribillo y, mientras Loreto sigue leyendo, presento al público su melodía cantándola y creando una primera impresión en su mente: «Y yo me pregunto, una y otra vez, por qué te quiero tanto y te vuelvo a querer»

El estribillo es particularmente adictivo y en un par de exposiciones el público ya está preparado para el clímax del tema, donde una de las estrofas es presentada con la melodía del estribillo, pillando a contrapié a la gente.

«Pero un día de estos romperé los grilletes, volaré bien lejos, donde nunca me encuentres…»

Se me pone la piel de gallina al recodarlo.

Muchas felicitaciones al final. Una mujer nos confiesa que la hicimos llorar.

Prueba superada con éxito.

A la semana siguiente nos ponemos con el trabajo en serio sobre el tema, ya en el local de ensayo.

Nuestros especialistas, Raúl y Vitor, rápidamente se ocupan de la sección rítmica. Loreto diseña unos impresionantes y dramáticos arreglos de piano. En un par de ensayos queda perfectamente arreglada.

Una canción muy bella y tremendamente adictiva. Cuesta mucho quitársela de la cabeza.

El próximo día 10 de junio, en Utrera, la presentaremos por primera vez al público en su versión íntegra, al igual que otras novedades. Por supuesto, no faltará tampoco todo el repertorio clásico de la banda.

Estáis todos invitados.

Javier Montero

XXIII Carrera Popular Sur

Echaba de menos ya el espíritu popular. Tras un par de semanas de descanso, el IMD retomaba la actividad con la carrera de hoy, que cierra el circuito de las populares por los barrios de Sevilla. Esta vez era el turno de la zona Sur.

Uno ya se va curtiendo en estas lides, y empieza, quizás a ser descuidado en algunos aspectos. Pero, ¿quién podría resistirse a salir el sábado noche de tapas y cervecitas por las terrazas de Sevilla? No sé si los caracoles tendrán muchos hidratos (me da a mí que no), pero me puse hasta el culo.

Madrugón dominguero, desayuno normal, me arreglo y cojo la bici hacia el Parque de María Luisa, desde donde tomaremos la salida.

Aparco, caliento y estiro sin prisas. He llegado muy temprano y no hay necesidad de correr (ah, sí que la hay, que esto es una carrera, es verdad).

Me encuentro con algunos habituales, como Ismael, mi colega del curro, que tampoco se ha perdido una. Ayer mismo se papeó un duatlon y hace una semana los 101 de Ronda andando, además del Triatlon de Sevilla hace poco. Vamos, una máquina, el bicho.

Muchísima gente, como siempre.

La estrategia la tengo planificada hasta la mitad. Voy a configurar a ForeRundy para que corra a 5:45 /Km. Ese será el reto a cumplir. En el kilómetro 5, justo a la mitad, cuando para mí psicológicamente la carrera ya está vencida, decidiré la estrategia a seguir en función de mi estado en ese momento.

Mi plan es sacarle ventaja al compañero virtual, rodando entre 5:15 y 5:30 para después decidir qué hacer con ella alcanzada la mitad de la prueba.

A las 9:30 suena el pistoletazo de salida y, en ese preciso instante, activo el cronómetro. Un termómetro nos indica que la temperatura es de 27 grados centígrados.

Dejo que FR coja ventaja, vamos apretujados y poco podemos hacer más que andar.

Poco a poco va quedando espacio y puedo ir soltando las piernas. Voy fuerte, y apenas abandonamos el parque ya he alcanzado a FR.

Ahora a hacer kilómetros, sin pausa y con un ritmo constante.

Me siento muy ligero y me gusta mi estilo corriendo, con los brazos pegados al cuerpo y paralelos entre sí.

He decidido no mirar las pulsaciones. Sé que va a ser una carrera muy dura en la que el calor va a ser un elemento clave. Como las mire es posible que frene para reducirlas.

Ya subimos por Ramón y Cajal buscando la Ronda del Tamarguillo. Es un recorrido psicológicamente duro, en opinión de corredores que han participado en años anteriores. Rectas larguísimas, rematada al final, por toda la Avenida de las Palmeras desde el estadio del Betis hasta el parque. Pero no me preocupa, yo sólo a cumplir un kilómetro tras otro.

Vamos buscando sombras como podemos. El calor es sofocante. En el kilómetro 3, aún en Ramón y Cajal, nos encontramos con el primer avituallamiento. Derramo media botella sobre mi cabeza, a ver si sirve de algo.

No sé qué hacer contra el calor… Si me quito la gorra, malo, pues me achicharro el coco. Si me la dejo puesta, bien, pero me asfixio igual.

Varias veces tuve que refrescarme el coco. Es la primera vez que esto me sucede en una popular. Aún así, sigo manteniendo un ritmo excelente.

Y llegamos al kilómetro 5, a punto de afrontar ya la Carretera de Su Eminencia hasta el estadio del Betis.

Paso el kilómetro 5 en 26′ 49″, lo que supone que he corrido a una media de 5:21/Km. Miro atrás y veo a ForeRundy bien lejos: le llevo una ventaja de unos 350 m.

Momento de las grandes decisiones. ¿Mantengo ese ritmo, buscando duplicar esa distancia, lo reduzco levemente, aumentando la separación, pero no tanto, o devuelvo distancia?

Creo que hice lo correcto. Voy a reventar de calor y aún queda carrera. El objetivo inicial se conseguirá sin ningún problema siempre y cuando no haga ninguna machada. Descendiendo por el tunel de Su Eminencia, decido devolver metros rodando ligeramente por encima de 5:45. Después, el último kilómetro y medio antes de meta, detendré la devolución y, si me veo con fuerzas, volveré a apretar algo.

Y así procedí. Reduje la velocidad y fui devolviendo gradualmente metros, hasta llegar a un mínimo de 230 de ventaja a mi favor.

Y lo dicho. A eso de un kilómetro y medio antes de meta, aprieto, pero sólo lo justo para no devolver más. Voy bien así y no tengo ganas de florituras.

Me leen el código de barras y justo después apago el cronómetro en 54′ 25″. El tiempo oficial será algo menos.

Recojo la ansiada camiseta azul que completa los cinco colores de las populares y procedo a hidratarme: me tomo ¡una fanta de limón y tres botellas de agua!

Busco una sombra donde estirar. Me encuentro a José Luis, el compi que me reconoció hace unas semanas por una foto mía en el foro. Me habla de varias carreras por aquí, entre ellas, una nocturna por Dos Hermanas muy pronto.

Cojo la bici y regreso a casa, no sin antes detenerme por una frutería y comprar un kilo de cerezas para darme un buen homenaje esta tarde.

Denominación: XXIII Carrera Popular Sur
Exigencia: 5
Distancia: 9’73 Km
Tiempo: 54′ 12″ Tiempo oficial publicado
Ritmo medio: 5:34 /Km
FC media: 167 ppm

El Carnet Corredor

Hoy me he encontrado en el buzón el Carnet Corredor Plus, después de haber hecho la inscripción hace ya unos cuantos días.

Para los que no lo sepáis, el Carnet Corredor es una iniciativa de la RFEA, que pretende que sea (no estoy seguro de si lo es ya) obligatorio en todas las carreras que organiza.

Nació con mucha polémica, pues se pretendía que costase dinero (9 euros al año). Finalmente la RFEA rectificó y actualmente se ofrece en dos modalidades:

– Carnet Corredor (gratuito)
– Carnet Corredor Plus (9 euros al año)

El Carnet Corredor ofrece una serie de ventajas:

– Un seguro obligatorio de accidentes en competición.
– Descuentos en empresas asociadas al programa.
– Acceso a tu ficha personal vía web.
– Un ranking «popular» dónde puedes consultar cómo estás (para el que le motiven estas cosas).

La opción «Plus», además:

– Descuentos en las carreras. Por ejemplo, en la que corrí «Divina Pastora» me podría haber ahorrado un par de pavos si hubiera tenido el carnet a tiempo.
– Un programa de puntos: por cada carrera obtienes puntos que luegos puedes canjear por artículos en un catálogo. Vamos, como el programa de puntos de los móviles.
– Precios especiales en determinados productos y servicios.

El Corte Inglés te da un vale de 6 euros dándote de alta en el Plus.

La web del programa Carnet Corredor es

http://www.carnetcorredor.es

Me inscribí a través de la web y al rato recibí mi identificador de usuario y el pin. Hoy me he encontrado la tarjeta en el buzón.

Pero unas horas antes estaba entrenando…

Ojo al dato: yendo en coche al gimnasio, a las 17:03, me he encontrado con un termómetro en la SE-30 que indicaba una temperatura de 40 grados.

Así que trabajo de interior.

Ayer también fue así, sólo que la hora fue de spinning, limitando pulsaciones entre 120 y 130.

Hoy tocaba correr, pero en cinta.

Me lleno una botella de agua de 3/4 de litro fresquita y pongo la cinta en marcha.

Con la cinta el control de las pulsaciones es tremendamente sencillo, pues puedo ir jugando con variaciones de velocidad de 0’1 Km/h. Si el pulso está algo alto, pues reduzco un punto. Que empieza a descender, pues un punto arriba.

Una hora empapado de sudor pero sin riesgo de lipotimia ni de otros males peores.

Denominación: 60′ en cinta FC media = 139 ppm
FC media = 139 ppm

Python – Capítulo 4: Programa para la conversión de velocidad a ritmo

Objetivo: construir un programa básico que permita la conversión de una velocidad en km/h a ritmo en min/Km.

En el mundo del atletismo se suele utilizar una magnitud diferente a la velocidad para indicar lo rápido que se está moviendo un corredor. Se trata del ritmo, que suele expresarse en min/Km.

Es una magnitud bastante intuitiva: un corredor que tarda 4 minutos 30 segundos en recorrer un kilómetro, decimos que mantiene un ritmo de 4:30/Km (o 4’5 min/Km).

El programa que diseñaremos hoy nos permitirá calcular el ritmo a partir de una velocidad expresada en km/h.

Salvo que usemos librerías específicas, que no es el caso, para poder lograr que un ordenador consiga aquello para lo que lo hemos programado, es siendo capaz nosotros de hacerlo a mano. ¿Cómo vamos, si no, a escribir un programa que realice unos cálculos si nosotros mismos no sabemos cuáles son?

Revisemos entonces la aritmética necesaria para efectuar esta conversión. Si no te interesa, puedes saltarte directamente este bloque y recoger sólo la fórmula final.

Supongamos que estamos corriendo a una velocidad de 10 Km/h. ¿Cuál sería nuestro ritmo? O, lo que es lo mismo, ¿en cuánto tiempo recorreríamos un kilómetro? Tratemos de deducir una fórmula que nos permita el cálculo.

Si nos fijamos en las magnitudes de la velocidad y del ritmo veremos que son inversas: la velocidad es una longitud dividida entre el tiempo, mientras que el ritmo es un tiempo dividido entre la longitud. Es decir:

  R = \frac{1}{V}

En nuestro caso, el ritmo sería 1/10, es decir, 0’1 h/Km. (Fíjate que es un tiempo dividido entre una longitud).

Ahora bien, esto no es práctico: debemos expresar las horas en minutos. Realicemos la siguiente conversión:

  \frac{0'1h}{Km} \times \frac{60min}{1h} = 6 min/Km

En resumidas cuentas, hemos hecho la inversa de la velocidad y la hemos multiplicado por sesenta.

Ya tenemos, por lo tanto, nuestra fórmula de conversión:

  R = \frac{60}{V}

donde R se expresa en min/Km y V en Km/h.

Por ejemplo, para V = 12 Km/h, R= 60/12 = 5 min/Km.

Para V= 9 Km/h; R = 60/9 = 6’66 min/km.

Conocemos ya la algorítmica. Echemos ahora un vistazo al programa que aparece en el Listado 1.

Comenzamos por pedirle al usuario que introduzca el valor de la velocidad que deseamos convertir.

velocidad = input ('Introduce la velocidad (km/h): ')

La variable velocidad recogerá el valor que el usuario introduzca. Revisemos el uso de la función input, en el que el texto que le aparecerá al usuario viene englobado entre comillas. Pueden ser comillas simples o dobles, no hay distinción. Más adelante ya explicaremos cuándo diferenciar unas de otras.

Hay que tener en cuenta un detalle importante: lo que recoge la función input es una cadena de texto (recordemos la sesión pythoniana anterior). Es decir, aunque introduzcamos un valor numérico, será considerado como si fuera una cadena de caracteres.

Difícilmente podremos realizar la división de la fórmula si no convertimos este valor previamente en un número.

Esto es lo que hace la función float, convierte el texto en un número real (siempre que esa conversión sea posible).

float (velocidad)

Ya podemos aplicar la fórmula:

ritmo = 60 / float(velocidad)

Realizamos la operación y almacenamos el resultado en la variable ritmo que esta vez si es numérica (resultado de la división de dos números).

Tan sólo resta la presentación final:

print ('El ritmo es de', ritmo, 'min/Km')

Observemos el uso:

Escribimos en primer lugar la cadena de caracteres El ritmo es de, a continuación, tras una coma, la variable numérica ritmo, y finalmente, tras otra coma, el último texto, min/km. Por defecto, la función print, en su ejecución, separa cada uno de estos elementos mediante un espacio en blanco.

Este programa es muy básico y se puede perfeccionar bastante. Podemos, por ejemplo, realizar la conversión a sexagesimal del ritmo, para que se nos muestre como minutos y segundos, que es como realmente se utiliza. O podemos ocuparnos de la gestión de errores en el caso de que introduzcamos un valor no numérico para la velocidad. El programa también podría permitir realizar la operación inversa (ritmo a velocidad) según el usuario indicara un tipo de conversión u otra.

Más adelante, cuando tengamos todos los recursos necesarios, abordaremos este programa de nuevo.

Ejercicio propuesto:

Realizar un programa en Python que calcule la velocidad a partir del ritmo introducido (lo contrario del que hemos explicado aquí).

Javier Montero Gabarró


Fecha de última revisión: 22 de julio de 2012


http://elclubdelautodidacta.es/wp/2011/05/python-capitulo-4-programa-para-la-conversion-de-velocidad-a-ritmo/


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El Club del Autodidacta


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Esto está chupao

Si lo he conseguido hoy, puedo repetirlo en cualquier momento…

Me echo a correr a la calle con muchas ganas. Estiro un poco mientras el GPS trata de detectar satélites. Al terminar, y como seguía buscando, decido a echarme a correr «pa calentar».

Al rato el GPS se muestra disponible y le doy a Start para iniciar el ejercicio (bueno, en realidad, seguir corriendo al mismo ritmo al que estoy), pero justo desde ese momento empiezo a contar desde cero.

Cambio a la pantalla de pulsaciones y ya voy por 140, con 139 de media. Claro, todo el período de ascenso de la media me lo he comido al tener el cronómetro detenido.

Varios minutos más y la media está en 140. Un poco más y se planta en 141. Y aún me falta un buen trecho para el río.

Desciendo a la orilla del río y trato de concentrarme. Pero no hay manera de dominar ese pulso. No consigo hacerlo descender de 140.

Por un momento me inclino a tirar la toalla y quedarme rodando la hora entera a ese ritmo.

Me tranquilizo, queda mucho tiempo aún. Deja que la combustión de grasas se vaya activando gradualmente, verás qué pronto empieza a descender el pulso.

Finalmente lo mantengo a raya sobre el minuto 20, moviéndome entre 138 y 139. Es cuestión de poco que la media descienda a 140.

No tarda en hacerlo, en efecto. Sobre el minuto 30, consigo ya el valor de 139.

Esto ya está conseguido, pues los 30 minutos restantes la tendencia sigue a la baja, favorecida, además, por el suave descenso de la temperatura conforme entra la noche.

Llego a la Torre del Oro e invierto la marcha hacia la Barqueta. Hay un tramo delicioso, con una leve pendiente hacia abajo (de varios cientos de metros) que hacen que el ritmo aumente considerablemente manteniendo las pulsaciones a raya. Qué buena sensación lanzar bien las piernas.

Termino la hora con las ganas de haber corrido más. Me he encontrado muy bien en todos los sentidos.

Vuelta a casa andando desde el río, duchita, estiramientos y un buen ensaladón para cenar.

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm
FC media = 139 ppm

Mañana, día de descanso, aprovecharé para meterme la sesión prevista semanal de una hora de spinning.

Luchando contra corriente

Hoy ha sido un día duro y, en consonancia, el entrenamiento también lo ha sido.

En el Adidas Running Day, Fran Torralba nos hablaba de un maratoniano (no recuerdo el nombre) que, ante una prueba, llevaba a su equipo de asistentes un rato antes, medían temperatura, humedad, velocidad del viento y, en función de lo que le dijeran, corría o abortaba la carrera.

A las cuatro de la tarde he hecho el primer intento de entreno. He asomado el pescuezo pero me he vuelto a esconder por el tremendo calor que hacía.

Y a la segunda la vencida, alrededor de las nueve de la noche.

Mucho calor aún. El lugar elegido ha sido la orilla del río, a ver si pillaba alguna brisita que me ayudara a controlar el pulso.

Un desastre de pulsaciones. En el minuto nueve ya había alcanzado 139 de media, y subiendo.

A la media hora la media era de 142 ppm. Sí, estoy hablando de la media.

El resto, una lucha frenética por intentar recuperar los 139. Hasta que no se puso el sol, paradójicamente, no empecé a ver algo de luz.

Tuve que tirar el pulso hasta 133 y aún así costaba hacer descender la media.

Finalmente, alrededor del minuto 50, conseguí el resultado buscado de 139.

Un día muy duro. Llegué a casa destrozado física y psicológicamente.

Termino la crónica y me acuesto.

Denominación: 60′ FC media = 139
Exigencia: 4
FC media = 139 ppm

Amortizando el pulsómetro

Salgo a correr un día sí y un día no. He encontrado en los descansos en días alternos un buen equilibrio que me permite desarrollarme y recuperar lo suficiente entre entrenamientos.

Ayer tenía ganas de un nuevo entrenamiento aeróbico, pero era el día de descanso. Decidí introducir una novedad en forma de entrenamiento cruzado.

Me coloqué el pulsómetro, subí a una bicicleta de spinning, y pasé una hora entera pedaleando al ritmo de la música.

La idea era contener el ejercicio entre 125 y 135 ppm. Según necesitaba, ajustaba el grado de resistencia de la máquina para que el ritmo cardíaco estuviera siempre en ese rango.

El spinning es muy interesante, pues permite jugar con cambios de ritmo de un modo natural sin necesidad de abandonar la franja aeróbica.

Los cambios de ritmo vienen marcados por la música que esté sonando en cada momento.

La música electrónica es fantástica para el spinning, pues suele llevar ritmos del tipo «4 on the floor», es decir, con bombos que están sonando en cada tiempo del compás, lo que imprime un ritmo fuertemente marcado que estimula su traslado a la bicicleta.

Una hora completa de ejercicio, el mismo tiempo que empleo en cada sesión corriendo. Estuve de pie todo el rato, salvo el espacio entre canciones, que me sentaba, momento que aprovechaba para duplicar exactamente el ritmo de la canción y hacer que la rueda rodase vertiginosamente (lo característico en las sesiones de spinning).

Y vamos ya al entrenamiento de hoy…

Me pongo los pantalones cortos y me echo a trotar hacia el río alrededor de la una de la tarde.

Comenzando muy lentamente, calentando muy despacio hasta que llego a la orilla del río, donde ya puedo apretar y concentrarme sin interrupciones de semáforos o personas cruzándose.

Una hora fantástica de entrenamiento aeróbico que me ha encantado. De nuevo, no he conseguido alcanzar la media de 139 y se ha vuelto a plantar en 138.

Un par de observaciones que quiero destacar:

1) En este tipo de entrenamientos que persiguen un valor determinado, eventualmente vamos a encontrarnos, durante el ejercicio, que las pulsaciones se precipitan hacia abajo. Es el momento de introducir un cambio de ritmo e imprimir más fuerza a nuestras piernas hasta recuperar las pulsaciones.

2) Por el contrario, también ocurre, en determinados momentos, que las pulsaciones estarán por encima. Por ejemplo, con frecuencia me encontraba rodando a 141 o 142 ppm. En estos casos, la solución más obvia es rebajar ritmo suavemente hasta contenerlo, pero hay algo muy interesante que debemos probar:

¿Es la única solución bajar el ritmo?

En absoluto. Es el momento de escucharnos con atención y tratar de buscar el modo de economizar energías. Me refiero a ser capaz de mantener el ritmo pero a un coste energético menor.

Prestemos atención a nuestra respiración. Podemos mejorarla. Quizás hacerla más profunda, o algo más abdominal. O modificar su patrón.

Y la tensión en los brazos, hombros, caderas y piernas. ¿Podemos relajarlos?

Ensayemos meticulosamente y prestemos atención a lo que sucede con nuestro pulso.

Este trabajo es muy interesante, pues puede enseñarnos a ser corredores más eficientes.

Denominación: 60′ FC media = 139
FC media = 138 ppm

Reajuste aeróbico

Hoy me tocaban los cambios de ritmo semanales.

Pero me apetecía infinitamente más seguir trabajando mi base aeróbica y eso es lo que he hecho.

He tomado una decisión importante: abandono los cambios de ritmo hasta nueva fecha. Eso puede ser dos semanas, dos meses o un año entero quizás. Me limitaré EXCLUSIVAMENTE a los trabajos a bajas pulsaciones.

No pretendo discutir sobre si es una buena idea o no. Tampoco me preocupa que haya mejores modos de entrenar.

Lo que más valor tiene para mí es que creo firmemente en este tipo de entrenamientos y sus beneficios. Me motivan tremendamente.

Me es más importante la «creencia» que la supuesta «utilidad real».

Además, son los que más me hacen disfrutar y los que consiguen que me sienta mejor.

¿Cuándo sabré que ha llegado la hora de salir de este trabajo exclusivo? No será ningún valor de ritmo alcanzado. Lo sabré cuando descienda mi nivel de motivación y sienta la necesidad de cambiar.

Hay más novedades: no voy a dejar constancia por aquí de ninguna medida de ritmo mientras realice estos entrenamientos pues desvirtúan su finalidad última y son de escaso interés a corto-medio plazo.

El entrenamiento de hoy, a las cuatro de la tarde, se ha realizado en condiciones climatológicas duras. El sol pica mucho ya en Sevilla a estas horas.

Pero una cosa de la que me he dado cuenta es la importancia de incrementar muy gradualmente, no tener prisa en lograr las pulsaciones de crucero.

Esta vez he mantenido la media muy a raya: sólo alcanzaron el valor 138 a partir del minuto 40 y ya se mantuvo ahí sin tocar 139, lo cual considero un éxito.

Denominación: 60′ FC media = 139 ppm
Exigencia: 3 –> No volveré a indicarla en estos ejercicios, pues siempre tiene este valor (salvo que decida aumentar el tiempo)
FC media: 138 ppm

¿Demasiada información? ¿Demasiadas opciones?

Un compañero del foro de atletismo ha expresado el siguiente comentario en relación al artículo que publiqué ayer sobre la fórmula Maffetone:

«Está bien esa fórmula de Maffetone. El problema es que es una más que añadir a todo lo que circula por la web para saber tus umbrales: con FC en reposo, con peso, por edad pura…

Yo, personalmente, renuncio a saber cuál es mi umbral anaeróbico exacto sin hacer un test. Calculo que estará en algún punto entre 151 y 156; con eso me vale para ir entrenando. Si quiero asegurarme de ir bien bajo, en aeróbico claro, hago sub 147: si quiero acercarme más al 80%, sub 156.

El problema de tanta fórmula y teoría es que uno puedo volverse loco.»

Tenemos ante nosotros un mundo mucho más rico en información y en opciones que hace unos años. ¿Es esto bueno? ¿Nos hace las cosas más fáciles o más difíciles? Reflexionemos sobre esto.

Esta ha sido mi respuesta al comentario:

Entiendo tu confusión: tanta información, tantos métodos…

Lo único que debes tener claro de todo esto es algo que hasta un niño sabe perfectamente: correr.

Comprendiendo esto, todo lo demás está en un plano secundario.

Hay numerosos modelos que tratan de explicar los fenómenos físicos asociados a este deporte. Pero, por desgracia, en la mayor parte de los casos, hay poca o ninguna evidencia experimental.

Esto significa que, si decides sumergirte en este aparente caos, tendrás que forjarte tu propia opinión.

Que haya muchos métodos no es malo. Hay mucha gente que prefiere no tener opciones o, por lo menos, el menor número de ellas. Esto les hace la vida más sencilla. A mucha gente le sucede como al asno de Buridan, que le pusieron dos fardos de comida y se murió de hambre por no ser capaz de decidir entre uno u otro.

Tener opciones significa flexibilidad. Nos facilitan la posibilidad de CAMBIAR si lo necesitamos.

Teniendo claro el principio básico de cómo se corre, el que todos los niños, insisto, saben sin haber estudiado el método POSE o conocer la existencia de un umbral aeróbico, puedes permitirte el lujo de adoptar y probar cuántos métodos te atraigan.

Lee sobre ellos, investiga y si alguno te estimula. ¿Por qué no probarlo? ¿Qué sentido tiene preguntarse si tal vez el otro sería mejor? Recuerda, no te mueras de hambre.

Pruébalo, adóptalo y tan pronto te percates que deja de funcionar para ti, «elige» una opción distinta y experimenta con ella, a ver qué puede dar de si y la puedes usar a tu favor.

Respecto a la fórmula de Maffetone. En efecto, es una fórmula más. Detrás de todas ellas no hay más que un intento de modelar datos recopilados de centenares pruebas fisiológicas (que son las únicas que pueden dar información relativamente precisa).

Todas cumplen su cometido, en el sentido de que son útiles en términos estadísticos, representando a la mayor parte de la población.

Desde luego, preferiría el dato fisiológico, pero me da apuro gastarme más de 100 euros en estos momentos, aparte de que me da mucha pereza. Por lo tanto, me doy por satisfecho con estas aproximaciones. ¿Con cuál me quedo?

Replanteo la pregunta: ¿con cúal de las opciones me quedo, sabiendo que, cuando me canse o deje de gustarme eligiré otra diferente?

A mí la de Maffetone me gusta por varias razones:

– El nombre suena bien.
– Su creador, aparte de ser médico y entrenador, es músico y compositor.
– Contempla, aunque sea de modo grosero, factores de forma física.
– Es la que me da el dato más conservador sobre mi frecuencia máxima aeróbica. Me estimula trabajar aeróbicamente con el mínimo valor.

Conclusión: no te pierdas entre esta selva de información. Lo fundamental ya lo sabes; el resto, experiméntalo y fórjate tu propia opinión.

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