Recuerdo que, leyendo a Mortadelo y Filemón en mi adolescencia, me encontré una serie de viñetas en las que aparecía Mortadelo con un libro recién adquirido sobre hipnosis. Dedicado en cuerpo y alma a su lectura, completamente concentrado en la tarea, iba recorriendo una a una todas las páginas (que debían de ser por lo menos mil, por lo voluminoso del tocho), robándole tiempo incluso al sueño hasta que, exhausto, lo devora de pe a pa. Se nos muestra entonces, con los nuevos conocimientos adquiridos, a un poderoso Mortadelo que logra que todas las personas a su alrededor hagan cuanto él desea bajo los efectos de la hipnosis.
Los libros tienen ese fascinante poder que a menudo ignoramos: pueden cambiar nuestras vidas si somos capaces de escuchar todo lo que nos quieren decir.
En el pequeño volumen que encierra un libro puede hallarse la posibilidad de tener o cambiar trabajo, de aprobar una oposición, de ver el mundo con otros ojos…
Siempre he tenido una pasión enfermiza por los libros. Cuando, de estudiante, quedaba con mis amigos del club de ajedrez para juntarnos a tomar patatas bravas y jugar al tute subastado en alguna tasca, recuerdo que no había fin de semana que no saliera con mi libro de Electromagnetismo bajo el brazo. Entre patata y patata, entre subasta y subasta, siempre había segundos valiosos para paladear la lectura de algún párrafo.
Y no cuento otras cosas porque me daría verdadera vergüenza hacerlo…
Cuando tu mirada se pose accidentalmente sobre algún libro, en tu casa o en el escaparate de cualquier librería, párate a pensar por unos segundos cuánto podría cambiar tu vida si fueras capaz de aprender todo lo que hay escrito en su interior. Yo siento vértigo cada vez que lo hago.
Cuando sostengas un libro entre tus manos, permítete soñar e e imagínate transformado por su poder realizando cosas sorprendentes que quizás jamás hubieras pensado que podrías lograr.
Cada libro es una invitación a ser diferentes. Como sucedió con Mortadelo, pueden hacer que la siguiente viñeta de tu vida sea mágica.
Javier Montero Gabarró
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