Entrenando con Sprinter

Hoy he tenido el lujazo de conocer a Sprinter y entrenar con él. Teníamos prevista una sesión en la que combinaríamos un ejercicio de cambio de ritmo con trabajo específico de técnica de carrera.

El encuentro sería a las 19 horas en el parque de María Luisa, junto al museo arqueológico. Yo me ocuparía de la parte de cambio de ritmo y él de conducir el resto de actividades.

Había preparado un cambio de ritmo especial para la ocasión. No voy a indicar los detalles concretos ahora, pero se trataba de una actividad intensa de 40 minutos de duración en la que llegaríamos a correr a 5′ /Km en algunas ocasiones.

En circunstancias normales creo que no me hubiera puesto un ejercicio como el de hoy aún, pero por otro lado trataba de encontrar un ejercicio que no le pareciera excesivamente aburrido y lento a Sprinter.

Me equivoqué en los dos sentidos: en primer lugar, yo no estoy preparado aún para sostener ritmos 5’/Km y próximos por mucho tiempo. Y segundo, creo que a Sprinter le habría dado igual rodar a 5, a 5:30 o a 6:00. La verdad es que lo pasamos muy bien y no creo que se aburriese.

Llego en bicicleta al lugar del entrenamiento y lo reconozco fácilmente con los datos de su indumentaria que me había indicado durante la mañana.

Amarro la bici a un árbol y comenzamos a calentar. Miro el termómetro y veo 35 grados.

Horror, 35 grados a las siete de la tarde. Va a ser duro me temo (al menos para mí).

Tras casi cinco minutos de calentamiento comenzamos con el cambio de ritmo.

Una burrada para mí… En algunos momentos descubro que estamos rodando ampliamente sub 5′ /Km.

Sufro tela. En uno de los tramos de 2 minutos de los que consta el ejercicio obtengo medias de pulsaciones de 173 ppm.

A la mitad justa del ejercicio le digo a Sprinter que voy a tirar la toalla. Prefiero retirarme con algo de entereza y dignidad antes que finalizar arrastrándome.

Once minutos de enfriamiento a ritmo suave y completamos la primera parte del plan previsto para hoy. Casi 36 minutos en total corriendo, incluyendo los minutos de calentamiento y enfriamiento.

Y ahora le cedo el turno a Sprinter. Llegó el momento de aprender de su amplia experiencia.

Buscamos un árbol adecuado y Sprinter dirige una sesión de estiramientos. Muchos son diferentes a los que yo realizo habitualmente, pero me resultan muy interesantes y tomo muy buena nota de ellos.

Y ahora ejercicios de fortalecimiento de tobillos.

A unos 10 metros hay un segundo árbol que nos viene al pelo para realizar los ejercicios, pues se trata de desplazarse de uno a otro y volver de puntillas, talones, y algunas combinaciones más que aquí me resultaría complicado describir.

Proseguimos con los ejercicios de técnica de carrera.

¡Qué cosa más curiosa, nunca había practicado nada semejante!

Sprinter, magistralmente, despliega todo un repertorio de ejercicios en los que se exageran determinados movimientos de las piernas.

¡Interesantísimo! (aunque reconozco que para observadores ajenos a este deporte les podría resultar algo cómico). A uno en concreto, le hubiese sentado de perlas una música folclórica rusa de fondo.

Reserva los más avanzados para otra ocasión, para darme tiempo a asimilar tanto material.

Mi compromiso es practicar estas actividades con regularidad varias veces a la semana.

En definitiva, me lo he pasado bomba en este entrenamiento tan genial.

¡Gracias, Sprinter, eres un pedazo maestro!

Y eso es todo por hoy. Próximo entrenamiento, el sábado, que está previsto un breakfast-run previo a los 10k del domingo.

Por cierto, anticipo que Fermín Cacho y Antonio Jiménez Pentinel, «Penti», están inscritos también.

¿Si me los pillo de liebres no quedaré del todo mal, no? :DD

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