Tras una semana muy intensa, repleta de emociones, esperaba ya con ganas la llegada del sábado para una buena sesión deportiva en la que pretendía experimentar un peculiar ejercicio de cambio de ritmo.
El lugar de trabajo sería el gimnasio, para poder combinar una sesión de acondicionamiento de brazos con un ejercicio aeróbico sobre la cinta de correr.
Mi bicicleta se ha roto. Se ha partido una barra crítica para la seguridad y he decidido, con cierta tristeza (recuerdos y economía), que voy a remplazarla.
Las opciones de autobús o coche para desplazarme al gimnasio no han entrado siquiera en consideración. Ir andando, a paso ligero, era una posibilidad. Pero lo que realmente me apetecía era desplazarme corriendo.
Gafas de sol, gorra, pulsómetro, botella de agua y la mochila con la toalla, guantes y demás parafernalia, en la espalda.
A ritmo suave, muy tranquilo, llego al gimmasio en unos veinte minutos.
Comienzo con el circuito de ejercitación de brazos y, en algo menos de media hora, me subo a la cinta a estrenar el nuevo cambio de ritmo, que denomino CR-III.
La estructura de CR-III es la siguiente:
CR-III (FC1, FC2, t, n)
y su descripción es la siguiente:
Se organiza el ejercicio en tramos de t minutos. Durante el primero, la frecuencia cardíaca máxima ha de ser FC1. Finalizado, comienza el segundo a una frecuencia cardíaca máxima de FC1 + 5 ppm, y así sucesivamente hasta que se alcanza el último tramo a una frecuencia máxima de FC2.
En ese momento comienza el descenso, también en tramos de t minutos, restándole 5 ppm cada vez, hasta realizar el último a FC1 + 5, momento en el que termina el primer bloque.
Todo eso se repite un total de n veces.
Enunciadas las reglas del juego de hoy, el ejercicio ha sido el siguiente:
CR-III (140, 155, 4, 2)
Es decir, tramos de 4 minutos en los que las frecuencias máximas han sido:
140 – 145 – 150 – 155 – 150 – 145, y repetimos: 140 – 145 – 150 – 155 – 150 – 145
La duración del entrenamiento ha sido, por lo tanto, 48 minutos.
Un ejercicio muy entretenido (los cambios de ritmo consiguen que el tiempo parezca pasar más deprisa) y sumamente didáctico del que podemos extraer importantes lecciones sobre el control del pulso y nuestra capacidad de recuperación.
Concluyo mi estancia en la sala con una repetición idéntica del circuito de acondicionamiento de brazos que realicé al comienzo.
Mochila de nuevo a la espalda y me echo a correr de vuelta a casa.
Sesión de running completita. En total, 48 minutos en la cinta más otros 38 en los desplazamientos, totalizando así 1 hora y 26 minutos más para el curriculum.
Javier Montero