Python – Capítulo 12: IDLE

Objetivo: presentar IDLE, un sencillo, pero eficiente entorno de desarrollo integrado en el propio Python.

Existen diversas formas de trabajar con Python. La más común consiste en generar un fichero de texto con nuestro editor favorito, almacenarlo con la extensión .py y ejecutarlo a continuación desde el intérprete de comandos. Otro modo implica la utilización de un IDE.

Un IDE (Integrated Development Enviromment, Entorno de Desarrollo Integrado) es una aplicación que integra en un espacio común todas las herramientas que el programador necesita en cada fase del desarrollo de sus programas, desde la edición del código, hasta la compilación, el depurado y la ejecución, así como un conjunto adicional de funciones que facilitan todas estas labores.

Hay numerosos IDEs para Python. Aquí hablaremos de uno de ellos, IDLE; no porque sea el mejor, sino porque es gratuito y se incluye en el paquete que descargamos desde la página oficial de Python.

Si eres usuario de Windows y tienes Python instalado, ya tienes IDLE también. Algunas distribuciones Linux no lo incluyen por defecto, y habría que instalarlo aparte si estuvieras interesado en su utilización.

El nombre IDLE, en sí, ya tiene su gracia:

Al igual que el nombre Python surge en honor a Monty Python, IDLE (que suena casi a IDE), está inspirado en Eric Idle, uno de los fundadores del grupo de humoristas británico.

IDLE, aunténtico que es, está escrito en Python, apoyándose en Tkinter para todos los aspectos relacionados con la interfaz gráfica de usuario, lo que facilita la interoperabilidad entre distintos sistemas.

Arranca IDLE. Si eres usuario de Windows, localízalo dentro del grupo de programas que aparece tras la instalación de Python.

Aparecerá una ventana, denominada Python Shell, ofreciéndote el prompt de Python >>>, del mismo modo que si lo hubieras invocado desde el intérprete de comandos.

En la parte superior se halla la barra de menús.

A continuación, crea una nueva ventana en la que escribirás un programa simple de ejemplo.

File | New window

Y escribe algo así como:


# Programa desde IDLE
print ("Este programa está creado desde el editor que trae IDLE")

Observa los colores que te aparecen al escribir: IDLE se ocupa de destacar los distintos elementos, de modo que el programa resulta más legible.

Guarda el programa en disco con:

File | Save As...

No te olvides de escribir la extensión .py junto al nombre.

Ejecuta el programa recién creado con:

Run |Run Module (o pulsando la tecla F5)

En la ventana Python Shell se te mostrará el resultado de la ejecución.

También podrías haber cargado un fichero ya existente:

File | Open

No necesitas cerrar la ventana del código anterior, IDLE te permite tener abiertas cuantas necesites.

Entretente enredando con IDLE. Carga alguno de los programas anteriores y juega con ellos. A su debido momento mostraremos otras características de este genuino y divertido IDE que utilizaremos a partir de ahora para seguir aprendiendo Python con comodidad.

Javier Montero Gabarró


Fecha de la última revisión: 31 de octubre de 2012


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La vida sin el pulsómetro

Me he dejado olvidado, inadvertidamente, el pulsómetro en casa.

No estoy del todo seguro, pero creo que esta ha sido la única vez que he corrido sin él desde que me lo compré.

Quizás, tras ese olvido, estaba la despreocupación por el pulso en mis últimos entrenamientos, en cierto sentido más libres. Pero me he notado algo extraño al subirme hoy a la cinta en el gimnasio.

Sé de un compañero del foro que canceló su entrenamiento y decidió volverse a casa, aburrido de esperar a que su GPS terminara de localizar los satélites. Yo no he llegado a ese extremo y me he subido a la cinta a cumplir mi tarea.

Decir que correr sin pulsómetro me ha hecho más libre sería engañarme. Una cinta es como un gran GPS sobre el que te montas, en vez de llevarlo vestido en la muñeca. Se mide todo: distancia, inclinación, tiempo, calorías, velocidad… Incluso el pulso, si aprietas durante unos instantes unos contactos situados en las barras.

Pero, superada mi extrañeza inicial, algo de libertad sí que he sentido, pese a que todo estaba predestinado: me detendría al cumplir exactamente una hora y la velocidad durante todo ese trayecto sería, constantemente, 8’5 Km/h.

O, tal vez, ¿no sería esa ilusión de libertad simplemente atribuible a no sentir la opresión de la banda de goma sobre el pecho?

Javier Montero

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