Este año, la edición sevillana del circuito Divina Pastora se ha adelantado respecto a las populares que organiza el IMD, que hasta el 22 de abril no iniciarán su andadura.
La carrera de hoy era una cita obligada. No sólo es la única prueba de 10K entre las que se celebran por aquí que está homologada por la federación de atletismo, sino que supuso mi mejor marca personal del año pasado en la distancia (54′ 10″, marca que me sirvió después para acreditar el cajetín sub55′ en la San Silvestre vallecana). Tengo el recuerdo de una organización excelente, un ambiente trepidante y un recorrido precioso bordeando el centro histórico sevillano. Y como no, compartiendo kilómetros con Fermín Cacho y Pentinel (con los que estuve, además, entrenando el día anterior a la prueba). Este año hemos contado con la participación estelar, además de Fermín, de Marta Domínguez, que justo ayer pulverizaba su marca de 10K en Laredo.
Llego 45 minutos antes de la salida al parque de María Luisa, desde donde comenzará y concluirá la carrera. Aparco la bicicleta y dejo mi ropa en el guardarropa. Es una mañana fresquita perfecta para correr.
Mi gran duda es a qué ritmo configuraré la liebre virtual del Forerunner para que tire de mí. Barajo tres posibilidades:
– 6’/Km, ritmo típico de mis entrenamientos.
– 5:45/Km, ritmo de los entrenamientos más exigentes
– 5:20, ritmo para intentar batir mi mejor marca personal
No termino de decidirme, por lo que aplazo la decisión hasta después del calentamiento en forma de unas cuantas vueltas alrededor de la Plaza de España.
Opto, finalmente, por configurar a ForeRundy a 5:45/Km, con lo que llegaría a meta en un máximo de 57 minutos y medio. Mi objetivo sería el de siempre, dejar atrás a FR tanto como me sea posible, pero con un compromiso adicional: no devolvería ni un solo metro de los ganados, es decir, mi ritmo instantáneo, en el peor de los casos, sería de 5:45/Km. En otras ocasiones me he permitido devolver metros con tal de no comprometer el objetivo final, pero esta vez no lo haría.
Arranco fuerte pero con excelentes sensaciones. He preferido dejar la cinta del pulsómetro en casa para no tener referencia de pulso cardíaco. Tampoco sé a qué ritmo ruedo: sólo utilizo una pantalla en la que se ve a mi compañero virtual y la distancia que nos separa en cada momento.
Se suceden los kilómetros y la distancia que le saco a ForeRundy se va contando en centenares de metros. Tan sólo en un momento me cuestiono si tal vez estoy rodando demasiado fuerte, pues hay un instante, antes de la mitad del recorrido, en el que me siento desfallecer y me veo obligado a disminuir algo la velocidad. Pero en poco segundos vuelvo a sentirme fuerte, recupero la concentración y aprieto otra vez.
Entro en meta en 52′ 23″, según el tiempo oficial. A mi compañero virtual le he sacado 900 metros y he pulverizado mi mejor marca personal en casi dos minutos.
He rodado 10 kilómetros a una media de 5:14/Km, algo que jamás habría imaginado ni en mis mejores pronósticos.
Contento y entero, ¿qué más se puede pedir?
Ahora, mientras llega la siguiente, retomar mis entrenamientos pacientes y lentos que tanto placer me dan.
Javier Montero Gabarró
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