Armonización de la escala mayor – 5

Objetivo: mostrar ejemplos prácticos del cálculo de la familia de acordes tríada diatónicos.

Hemos llegado a una importante conclusión: en una tonalidad mayor cualquiera la familia de acordes tríadas diatónicos, es decir, los acordes de tres notas que nos aparecen utilizando los grados de la escala, responde a la siguiente estructura:

I – IIm – IIIm – IV – V – VIm – VIIº

O bien, empleando minúsculas para los acordes menores:

I – ii – iii – IV – V – vi – viiº

Memorizando esta relación y conociendo cómo se construye la escala mayor, es prácticamente inmediata la deducción de acordes diatónicos en cualquier tonalidad. Veamos algunos ejemplos.

Supongamos que quiero componer una canción en Re mayor, ¿qué acordes tríada inmediatos tengo a mi disposición?

Comenzamos construyendo la escala de Re mayor:

Re mayor: D – E – F# – G – A – B – C# – D

De modo que los acordes buscados son:

D – Em – F#m – G – A – Bm – C#º

No hay más misterio, así de sencillo.

Otro ejemplo: deduzcamos los acordes diatónicos de Fa mayor.

Fa mayor: F – G – A – Bb – C – D – E – F

F – Gm – Am – Bb – C – Dm – Eº

A veces las preguntas pueden tomar formas distintas…

Has compuesto una canción para tu banda en Mi bemol mayor y el bajista te pregunta si el Do es mayor o menor.

Construímos la escala de Mi bemol mayor:

Mi bemol mayor: Eb – F – G – Ab – Bb – C – D – Eb

De modo que los acordes diatónicos son:

Eb – Fm – Gm – Ab – Bb – Cm – Dº

Contéstale al bajista que el acorde es Do menor; que cuide la tercera en su groove sobre ese acorde. Recomiéndale también que estudie algo de armonía.

En la siguiente entrega extenderemos nuestra querida familia de acordes diatónicos deduciendo las tétradas o cuatríadas, acordes de cuatro notas. Eso ampliará tu abanico de opciones ofreciéndote la posibilidad de enriquecer y dar otro colorido a tus creaciones.

Javier Montero Gabarró


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El texto de este artículo se encuentra sometido a una licencia Creative Commons del tipo CC-BY-NC-ND (reconocimiento, no comercial, sin obra derivada, 3.0 unported)


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Armonización de la escala mayor – 4

Objetivo: observar que el tipo de acorde que se obtiene al armonizar la escala mayor depende del grado concreto y no de la tonalidad.

En el anterior artículo descubrimos los acordes que aparecían al armonizar la escala de Do mayor:

C – Dm – Em – F – G – Am – B°

Esto es, obtenemos acordes mayores en los grados primero, cuarto y quinto, menores en el segundo, tercero y sexto y disminuido en el séptimo grado.

Voy a plantearte una cuestión que probablemente podrás responder ya. Imagínate que realizamos la misma operación sobre otra escala mayor diferente a Do mayor como, por ejemplo, La mayor. ¿De qué tipo crees que serán los acordes que nos aparecerán?

Todas las escalas mayores comparten una característica común, que es su estructura interválica. Recuerda su fórmula:

T – T – S – T – T – T – S

La distancia que cada grado mantiene respecto al primero (denominado tónica), comparando entre otras escalas mayores, es siempre la misma, tanto si se trata de Do mayor, La mayor o Mi bemol mayor. Es de esperar, por lo tanto, que los acordes que obtengamos al armonizar sean de la misma especie también.

Calculemos los acordes que se derivan de la escala La mayor aplicando la metodología que empleamos para Do mayor.

Si aplicamos la fórmula interválica de la escala mayor partiendo de la nota La (A), obtenemos:

La mayor: A – B – C# – D – E – F# – G# – A

Si armonizamos por terceras nos aparecen los siguientes acordes de tres notas (tríadas):

A –> A – C# – E –> tercera mayor + tercera menor –> A

B –> B – D – F# –> tercera menor + tercera mayor –> Bm

C# –> C# – E – G# –> tercera menor + tercera mayor –> C#m

D –> D – F# – A –> tercera mayor + tercera menor –> D

E –> E – G# – B –> tercera mayor + tercera menor –> E

F# –> F# – A – C# –> tercera menor + tercera mayor –> F#m

G# –> G# – B – D –> tercera menor + tercera menor –> G#°

Comparemos esta nueva familia de acordes con la que obtuvimos de Do mayor:

Do mayor: C – Dm – Em – F – G – Am – B°

La mayor: A – Bm – C#m – D – E – F#m – G#°

Como puedes ver, pese a ser, naturalmente, diferentes, mantienen el tipo, como campeones, grado a grado: mayores sobre el primero, cuarto y quinto, menores sobre el segundo, tercero y sexto, y disminuido sobre el séptimo.

Esta importante conclusión podemos reflejarla así, indicando cada grado por números romanos:

I – IIm – IIIm – IV – V – VIm – VII°

Memorízala bien, pues te ayudará a manejarte con soltura cuando tengas que lidiar con tonalidades distintas.

En muchas publicaciones esta misma relación aparece escrita del siguiente modo:

I – ii – iii – IV – V – vi – vii°

Conviene que te familiarices también con ella.

La diferencia estriba en que los acordes menores los indicamos directamente con el grado escrito en minúsculas, sin necesidad de recurrir al sufijo m. El acorde sobre el séptimo grado también está en minúsculas, pese a que no sea estrictamente menor, pues la distancia entre su fundamental y tercera es una tercera menor, intervalo característico de todos los acordes menores.

Todo lo escrito hasta ahora en esta serie no tenía otra misión sino llegar a la conclusión fundamental que acabamos de deducir, herramienta imprescindible para todo compositor o arreglista. En el próximo artículo realizaremos algunos ejercicios prácticos que ilustrarán su aplicación.

Javier Montero Gabarró


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Armonización de la escala mayor – 3

Objetivo: nombrar los acordes tríadas resultado de armonizar por terceras la escala de Do mayor.

En la segunda entrega de la serie aprendimos a deducir los acordes de tres notas (tríadas) que se obtenían al apilar terceras sobre las notas de la escala de Do mayor. En el artículo de hoy nos ocuparemos de ponerles nombre.

Recuperemos, en primer lugar, la tabla que obtuvimos al armonizar Do mayor:

DO: DO – MI – SOL (C – E – G)

RE: RE – FA – LA (D – F – A)

MI: MI – SOL – SI (E – G – B)

FA: FA – LA – DO (F – A – C)

SOL: SOL – SI – RE (G – B – D)

LA: LA – DO – MI (A – C – E)

SI: SI – RE – FA (B – D – F)

Pese a que todos los acordes los hemos obtenido apilando terceras, no todos mantienen la misma distancia entre sus notas (intervalos).

Observa, por ejemplo, el primero, construido sobre la nota DO:

DO – MI – SOL

Entre DO y MI, ¿cuántos semitonos hay? Contemos:

DO#, RE, RE#, MI; 4 semitonos (a la hora de contar semitonos NO incluimos la nota inicial).

Una tercera con una distancia de 4 semitonos se denomina tercera mayor.

Toma ahora el siguiente intervalo de tercera del mismo acorde. Veamos qué distancia hay entre MI y SOL.

FA, FA#, SOL; 3 semitonos

A este tipo de tercera, con una distancia de 3 semitonos, se la conoce como tercera menor.

Podemos concluir, por lo tanto, que el acorde DO – MI – SOL es el resultado de superponer sobre la nota DO una tercera mayor seguida de otra menor.

Analicemos el siguiente acorde de la lista y comprobemos que la situación es la opuesta:

RE – FA – LA

¿Qué distancia hay entre RE y FA?

RE#, MI, FA; 3 semitonos. Entre RE y FA hay una tercera menor.

¿Y entre FA y LA?

FA#, SOL, SOL#, LA; 4 semitonos. Entre FA y LA hay una tercera mayor.

De modo que el acorde RE – FA – LA se obtiene de superponer, sobre la nota RE, una tercera menor seguida de otra mayor.

Justo lo contrario de lo que ocurría en el primer acorde. Es precisamente esa diferencia la que determina el nombre del acorde.

A la hora de apilar terceras nos pueden suceder los siguientes casos:

tercera mayor + tercera menor = acorde mayor
tercera menor + tercera mayor = acorde menor
tercera menor + tercera menor = acorde disminuido
tercera mayor + tercera mayor = acorde aumentado

Naturalmente, cuando usamos la palabra acorde, nos estamos refiriendo al acorde tríada, compuesto de tres notas. Más adelante realizaremos el estudio para las tétradas o cuatríadas.

Con este sencillo esquema podemos ya nombrar cada acorde:

DO: DO – MI – SOL; tercera mayor + tercera menor

Por lo tanto, se trata del acorde Do mayor, que en cifrado moderno se representa por C (la nota fundamental del acorde sin ningún calificativo más).

RE: RE – FA – LA; tercera menor + tercera mayor

Estamos ante RE menor, representado por Dm (la fundamental D, seguida del calificativo m o min).

MI: MI – SOL – SI

Distancia entre MI y SOL, 3 semitonos; distancia entre SOL y SI, cuatro semitonos.

Tercera menor + tercera mayor; acorde menor. Mi menor, Em

FA: FA – LA – DO

Distancia entre FA y LA, 4 semitonos. Entre LA y DO, 3 semitonos.

Tercera mayor + tercera menor; acorde mayor: F

SOL: SOL – SI – RE

Distancia entre SOL y SI, 4 semitonos. Entre SI y RE, 3 semitonos. Acorde mayor, nuevamente: G

LA: LA – DO – MI

Distancia entre LA y DO, 3 semitonos. Entre DO y MI, 4 semitonos. Acorde menor, Am

SI: SI – RE – FA

Distancia entre SI y RE, 3 semitonos. Entre RE y FA, 3 semitonos también.

Tercera menor + tercera menor; acorde disminuido: B dim, o bien,

Ya tenemos nuestra flamante colección de tríadas resultado de armonizar por terceras la escala de Do mayor:

C – Dm – Em – F – G – Am – Bº

Estos son nuestros siete acordes diatónicos buscados. La gran, gran mayoría de las canciones escritas en Do mayor contienen exclusivamente estos acordes. Y si hay alguno ajeno a esta relación suele ser en pinceladas controladas que aportan un toque peculiar a la composición. Date cuenta de que cualquier otro acorde tríada que no sea uno de estos siete contendrá, al menos, una nota no diatónica, es decir, una nota que no pertenecerá a la escala de Do mayor.

En la siguiente entrega analizaremos otra tonalidad cualquiera y generalizaremos las conclusiones.

Javier Montero Gabarró


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Armonización de la escala mayor – 2

Objetivo: armonizar la escala de Do mayor y deducir las tríadas diatónicas que se generan.

En el primer artículo de esta serie concluímos que nuestra primera opción a la hora de armonizar una melodía escrita en una tonalidad mayor era emplear acordes diatónicos, es decir, con notas pertenecientes a la propia tonalidad.

Dijimos que la gran mayoría de las composiciones estaban basadas en progresiones de acordes diatónicos, que ocasionalmente se complementaban con otros ajenos que contribuían a darle un carácter peculiar a la creación.

Vamos a descubrir ahora qué acordes son esos, comenzando, en primer lugar, por las estructuras más simples: los acordes de tres notas, las tríadas. Una vez entendidas estas ampliaremos el estudio a los acordes de cuatro notas (cuatríadas o tétradas).

Por sencillez, comenzaremos armonizando la escala diatónica por excelencia, Do mayor. Sus notas se hallan en las teclas blancas de un piano, de modo que no tiene alteraciones (los bemoles o sostenidos que representan las teclas negras). Como veremos, las conclusiones a las que lleguemos armonizando esta escala serán perfectamente aplicables a otras tonalidades mayores.

Tomemos nuestra escala de Do mayor, la secuencia universal

DO – RE – MI – FA – SOL – LA – SI – DO

y construyamos acordes (armonicemos) sobre cada una de esas notas.

La forma más común de armonizar una escala consiste en superponer terceras diatónicas. Existen otros modos más exóticos de hacerlo, pero son mucho menos habituales y no hablaremos de ellos en esta serie.

Superponer terceras no significa otra cosa que ir añadiendo notas que estén a una distancia sucesiva de una tercera una de otra.

[Si no tienes claro el concepto de tercera te sugiero que leas la serie de siete artículos dedicados al cálculo de intervalos, exhaustiva y con numerosos ejemplos prácticos. No obstante, procuraré referir aquí los puntos más esenciales, de modo que puedas seguir avanzando en la lectura aunque no dispongas de esos fundamentos básicos.]

Comencemos por la primera nota de la escala, DO, la tónica.

Para contar una tercera diatónica, contamos secuencialmente tres notas, incluyendo la inicial, y usando sólo notas de esa escala (de ahí la denominación diatónica): DO (1), RE(2), MI(3). La nota buscada es MI.

Agreguemos ahora una nueva tercera a partir de MI: MI(1) – FA(2) – SOL(3); es decir, SOL.

De modo que sobre la primera nota, DO, hemos construido nuestro primer acorde:

DO – MI – SOL

Aunque te anticipo que este acorde se denomina Do mayor, prefiero demorar la nomenclatura hasta que hayamos desglosado la composición de los restantes.

Realicemos la misma operación en las demás notas de la escala. La siguiente tabla resume el cálculo (las notas escritas en mayúsculas resaltan las terceras):

DO: DO – re – MI – fa – SOL —> DO – MI – SOL (C – E – G, en notación anglosajona)

RE: RE – mi – FA – sol – LA —> RE – FA – LA (D – F – A)

MI: MI – fa – SOL – la – SI —> MI – SOL – SI (E – G – B)

FA: FA – sol – LA – si – DO —> FA – LA – DO (F – A – C)

SOL: SOL – la – SI – do – RE —> SOL – SI – RE (G – B – D)

LA: LA – si – DO – re – MI —> LA – DO – MI (A – C – E)

SI: SI – do – RE – mi – FA —> SI – RE – FA (B – D – F)

Asegúrate de que entiendes perfectamente el proceso realizado. Te propongo, como ejercicio, que realices estos mismos cálculos en otras tonalidades. Por ejemplo, toma Fa mayor (F – G – A – Bb – C – D – E – F) y deduce qué notas constituyen los acordes tríadas que aparecen al armonizar.

La siguiente imagen muestra gráficamente la armonización de Do mayor en un pentagrama. Es útil, aunque no conozcas nada de solfeo, visualizar espacialmente esta apilación de notas.

armonizacion-escala-mayor-1

Ya tenemos la composición de cada acorde; ahora tan sólo nos falta nombrarlos adecuadamente. ¿De qué tipo son? ¿Cuáles son mayores y cuáles menores? En breve estaremos en condiciones de responder a estas preguntas.

Javier Montero Gabarró


Armonización de la escala mayor – 2


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Armonización de la escala mayor – 1

Objetivo: presentar la serie dedicada a la armonización de la escala mayor y entender el concepto de acorde diatónico.

En la vida de todo músico, particularmente si se tiene interés en la composición, hay un hito formativo que marca un claro antes y después: el conocimiento de la armonización de la escala mayor.

Recuerdo mis primeros pinitos en la guitarra tratando de descubrir los acordes de las canciones que me gustaban. En buena parte se trataba de una cuestión de ensayo y error entre todos los acordes que me conocía hasta que encontraba alguno que parecía atinar.

Mis primeras composiciones también eran un tanto caóticas. Mezclaba acordes sin ton ni son y trataba de encontrar melodías que se ajustaran a ellos. Mis únicas guías eran la intuición y ver cómo lo hacían otros y, aunque en música la intuición es siempre la mejor de las guías, tener cierta conciencia de lo que uno está haciendo facilita las cosas y puede ayudarte en el proceso creativo.

Tal vez te hayas planteado en alguna ocasión cuestiones como estas:

«Quiero escribir una canción en Sol menor, ¿qué acordes puedo utilizar?»

«Estando en la tonalidad de Fa mayor, ¿puedo usar un acorde de La mayor?»

Estas preguntas tienen truco, desde luego… En música puedes usar las notas y acordes que te dé la gana. El gran músico y profesor Jamie Aebersold solía decir que no hay notas equivocadas, sólo pobres elecciones. Lo cierto es que debes hacerte responsable de tus decisiones y, hasta cierto punto, del efecto que estas provoquen en quien te escuche.

El hecho de optar por una tonalidad concreta ya lleva implícito un conjunto de notas «seguras» sobre las que nos apoyaremos para construir la melodía y armonía. Son seguras en el sentido de que son las que nuestros oídos, educados durante tanto tiempo en nuestro sistema tonal occidental, aceptarán sin discusión.

Si, por ejemplo, vamos a componer una canción en Fa mayor, esas notas seguras no son otras sino las que corresponden a la escala del mismo nombre:

Fa mayor: Fa – Sol – La – Si bemol – Do – Re – Mi – Fa

[Si no sabes construir esta escala, permíteme que te sugiera la lectura del artículo del blog en el que explico cómo construir la escala mayor en cualquier tonalidad.]

De entre las doce notas existentes en nuestro sistema musical, hemos elegido un subconjunto de siete concretas. Una melodía escrita en Fa mayor está centrada en una nota principal, Fa, denominada la tónica, alrededor de la cual bailan las restantes de la escala.

¿Qué acordes debo utilizar, por lo tanto, si quiero armonizar una melodía escrita en Fa mayor?

La respuesta es muy sencilla: aquellos que están compuestos de notas que pertenecen a la escala de Fa mayor.

La mayoría de nuestra música occidental está escrita así, empleando una escala diatónica de 7 notas armonizada por acordes derivados de la misma escala.

Estos acordes, a los que nos referiremos de ahora en adelante como diatónicos, son los que funcionan, la apuesta segura si queremos que nuestra música sea aceptada con facilidad.

Ahora bien, limitar la creación musical a únicamente el empleo de escalas y acordes diatónicos es ponerle rejas a nuestra creatividad. Como niños desobedientes, nos gusta desafiar al sistema tonal introduciendo notas y acordes non gratos en nuestras melodías y armonías. Eso nos hace sentirnos más libres (aunque, en el fondo, sigamos siendo prisioneros) y nuestras composiciones pueden resultar más interesantes.

Hace mucho que no escribo una canción con acordes completamente diatónicos (aunque siempre supone un buen reto hacerlo) y, camuflado entre la mafia de acordes de la tonalidad, suelo colar algún que otro infiltrado, buscando hacer sentir algo especial al oyente.

A lo largo de la serie de Armonía del blog aprenderemos algunas categorías de acordes no diatónicos que podemos infiltrar fácilmente y que, con el paso del tiempo, han sabido ganarse ya el respeto de nuestros oídos y son aceptados como si fueran de la familia. Pero antes de eso has de invertir tiempo conociendo el universo diatónico.

De modo que tu primera labor como compositor no es otra sino conocer cuáles son esos acordes diatónicos pues, a no ser que tires por otros derroteros, como por ejemplo la música atonal, constituirán la gran mayoría de los acordes que utilizarás en tus creaciones. De ellos hablaremos precisamente en la saga de artículos que hoy comienza.

Antes de aprender qué acordes son esos, conviene que te familiarices con el ejercicio inverso y realices algunos ejercicios como los siguientes:

– Estando en la tonalidad de Fa mayor, ¿puedo usar el acorde La mayor?

Ya hemos visto que la pregunta, tal como está planteada, es poco afortunada, de modo que replanteémosla:

¿Es el acorde La mayor diatónico de la tonalidad de Fa mayor?

Para responder a esa pregunta basta con descomponer el acorde La mayor en sus notas simples y comprobar si pertenecen a la escala Fa mayor, es decir, a la escala

Fa mayor: F – G – A – Bb – C – D – E – F

El acorde tríada La mayor es:

La mayor: A – C# – E

Como ves, la tercera del acorde, C# no forma parte de la escala. Por lo tanto La mayor no es un acorde diatónico en esa tonalidad.

Sin embargo, La menor (A – C – E) sí que lo sería. En un tema escrito en Fa mayor el acorde La menor siempre sonará de perlas.

[Si no sabes descomponer un acorde en sus notas constituyentes, puedes echarle un vistazo a la serie Construcción de acordes, en la que se desgrana cada tipo de acorde, desde los más simples como las tríadas hasta los más complejos con cinco o más notas.]

– En la tonalidad de Do mayor, ¿es Fmaj7 un acorde diatónico?

La escala:

Do mayor: C – D – E – F – G – A – B – C

El acorde:

Fmaj7: F – A – C – E

Todas sus notas están incluidas en la escala de Do mayor, de modo que le ponemos la pegatina con el visto bueno.

En cambio, un acorde de séptima, F7, ya no lo sería, pues incorpora un Eb en lugar de E.

Ejercítate tú mismo con otras escalas y acordes.

En el próximo artículo descubriremos qué acordes, en su versión más simple, las tríadas, son los diatónicos de Do mayor (la más fácil de las escalas mayores) y extraeremos conclusiones extrapolables al resto de las tonalidades mayores.

Javier Montero Gabarró


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MuseScore #11: Armonizando con el ratón y el teclado

En el ejercicio del artículo anterior escribimos la melodía de «Cumpleaños feliz» para practicar la entrada en anacrusa y un compás y armadura distintos de los que se establecen por defecto. Vamos ahora a ilustrar sobre ella las técnicas básicas de armonización empleando ratón y el teclado.

Nuestro trabajo parte del fichero musescore-10.mscz.

No vamos a complicarnos la vida armonizando: introduciremos, en el pentagrama inferior, los acordes I, IV y V, según correspondan, en su forma de triada básica.

Podemos ver el resultado que pretendemos en el archivo musescore-11.mscz. Abridlo para que os sirva de guía para la práctica.

Vamos a practicar la armonización con el ratón en los cuatro primeros compases. Los cuatro últimos los terminaremos utilizando el teclado.

En el primer compás (el siguiente a la anacrusa) vamos a escribir un acorde de Fa mayor en los tiempos 1 y 3. Para ello, activamos la introducción de notas pulsando sobre la N en la barra de introducción de notas y elegimos la figura correspondiente a una blanca.

Hacemos clic sobre el pentagrama inferior a la altura de la nota Fa sobre la cuarta línea, con lo cual introducimos la fundamental del acorde.

Para agregar más notas por encima o por debajo de una existente basta con hacer clic en la nota deseada manteniendo la misma vertical. Hacemos clic una tercera más arriba para introducir la nota La y otra tercera más para escribir un Do.

Repetid la maniobra en el tercer tiempo, esta vez eligiendo una figura de negra.

El segundo compás lo armonizaremos con la triada de Do mayor abarcando todo el compás. Puesto que estamos en un 3×4, su duración será una blanca con puntillo.

Es muy sencilla la escritura del puntillo: en la barra de introducción de notas, además de pulsar sobre la figura de la blanca, pulsamos también sobre el puntillo que hay más a la derecha.

Observad cómo, en el gráfico, aparecen hundidos los botones de la blanca y el puntillo simultáneamente.

Elegida la figura correctamente, procedemos tal como explicamos en el compás primero.

Proseguid hasta completar los cuatro primeros compases. A partir del quinto cambiaremos de técnica y haremos lo mismo usando el teclado.

Lo primero que debéis aprender es a manejar la barra de introducción de notas.

Pulsad la tecla N varias veces y comprobad cómo ese gesto activa y desactiva la introducción de notas. Además, cuando está activado podéis ver que nos aparece un cursor de inserción azul sobre el pentagrama. Si no estuviera ubicado en el sitio adecuado, podéis desplazarlo hacia la izquierda o derecha empleando las flechas del teclado.

A continuación, probad a pulsar los números del 1 al 9 y fijaos como cada uno está asociado a una figura en la barra de introducción de notas. El número 1 corresponde a la que está más a la izquierda (semifusa) y el nueve a la última (longa).

La duración de las notas, por lo tanto, es mayor cuanto mayor es el número del teclado. Memorizad que la negra, figura más común, es el número 5. Si deseamos una blanca hemos de pulsar, por lo tanto, el 6. Si queremos una corchea, el 4.

Ahora pulsad sobre el punto (.) del teclado y observad cómo se selecciona el puntillo. Si volvéis a pulsarlo se deselecciona.

Para el quinto compás necesitamos, nuevamente, un Fa mayor en blanca con puntillo.

Con el cursor y la figura seleccionados, pulsamos sobre la tecla F para introducir la nota Fa. Recordemos que sabemos qué tecla pulsar utilizando la notación anglosajona.

Si el Fa introducido de este modo no está en la octava adecuada, con la tecla Control pulsada, pulsamos sobre la flecha hacia arriba o hacia abajo para modificar la ubicación de la nota en saltos de una octava.

Ahora debemos escribir sobre ella dos terceras: las notas La (A) y Do (C). No nos sirve pulsar directamente las teclas A y C, pues eso escribiría en el siguiente tiempo y las notas han de estar en la vertical formando un acorde.

Pulsamos la tecla Shift y, sin soltarla, tecleamos la A y la C. Nuestro Fa mayor habrá quedado perfectamente ubicado.

Completad lo que resta de partitura usando el teclado. Al principio cuesta un poco habituarse hasta que se coge soltura, pero una vez dominada la técnica suele ser un método más rápido que con el ratón.

En el penúltimo compás he escrito el acorde de séptima (C7) para enfatizar la resolución a Fa mayor en el octavo.

Para poner la guinda a nuestra partitura escribiremos un calderón sobre el Re del sexto compás, donde la canción pronuncia la sílaba -DOS en la frase «te deseamos to-dos», para indicar que dejamos en suspenso la música hasta que deseemos continuar cantando.

A la izquierda de la pantalla disponemos de una flamante colección de símbolos organizados en paletas. Hacemos clic sobre Articulaciones y ornamentos para que se despliegue la paleta que contiene nuestro calderón.

Voy a enseñaros dos formas de introducirlo:

Seleccionamos la nota Re sobre la que queremos ubicar el calderón. Para ello, aseguraos primero de que el modo de introducción de notas esté desactivado (la N de la barra no aparezca hundida) y pulsad a continuación sobre la cabeza de la nota. Se destacará pintándose en azul.

Haced ahora doble clic sobre el símbolo del calderón para que aparezca en la partitura justo sobre la nota seleccionada.

La otra forma de operar es muy sencilla también. No es necesario seleccionar ninguna nota; funciona incluso aunque el modo de introducción de notas esté activo. Basta con arrastrar el símbolo del calderón desde la paleta, sin levantar el ratón y soltarlo justo en la cabeza de la nota objetivo, que aparecerá destacada en rojo cuando el ratón esté sobre ella.

Practicad todas las técnicas descritas aquí para familiarizaros con ellas. Teniéndolas en la punta de los dedos la edición de cualquier partitura será una tarea ágil.

Javier Montero


MuseScore #11: Armonizando con el ratón y el teclado


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