El amor de mi vida

Ayer me compré, en el FNAC, el libro «El amor de mi vida», de Rosa Montero, publicado por la editorial Alfaguara.

Leo absolutamente todo lo que cae en mis manos de esta mujer: las novelas, los ensayos, los artículos escritos en El País… Me encanta el modo como cuenta las cosas.

De toda su obra, hay un libro que releo continuamente y casi me sé de memoria: «La loca de la casa». El título, que hace mención a la famosa frase de Santa Teresa, «la imaginación es la loca de la casa», es un particular ensayo sobre el proceso de escritura desde la óptica del escritor.

El libro que compré ayer trata del punto de visto contrario, el del lector.

El título ya nos confirma la pasión vital que Rosa Montero siente por la literatura y en particular, por el acto de leer, que sitúa por encima incluso del de escribir, hasta el punto de que sería capaz de renunciar a esto último si sólo se le permitiera elegir uno.

La foto de la portada nos muestra a una anciana, en la misma frontera de la vida, postrada en la cama, leyendo un libro que sostiene, absorta, entre las manos.

Le damos la vuelta al libro, para acceder a la contraportada y nos encontramos algo con lo que todos los que adoramos los libros nos sentimos identificados:

«Dejar de leer es la muerte instantánea. Sería como vivir en un mundo sin oxígeno.»

Javier Montero

Juegos psicofísicos

El tercer entrenamiento de la semana ha estado basado en CR-III. Me llevé la mochila al curro con la intención de, tal como terminase, desplazarme directamente al gimnasio, sin pasar por casa, y combinar una sesión de running en la cinta con algunos ejercicios con pesas.

Poco más tarde de las cuatro y ya estaba allí.

La última vez que elegí este cambio de ritmo repetí cada bloque (24 minutos de duración) un total de dos veces. En esta ocasión lo he puesto algo más exigente y han sido tres repeticiones, lo que resulta en una tirada de 72 minutos.

La denominación del ejercicio ha sido, por tanto:

CR-III(140, 155, 4, 3)

Recordemos: tramos de cuatro minutos; el primero a 140 ppm, el segundo a 145 y así sucesivamente hasta 155, momento en el que se vuelve a descender de 5 en 5 hasta hacer la última a 145. Todo eso repetido tres veces.

Las sensaciones han sido maravillosas en todos los tramos. Desde los lentos a 8’/Km, hasta los rápidos a 5:40/Km, todos me han hecho disfrutar, cada uno a su manera particular.

Os invito a que lo probéis al menos una vez y me contéis qué os parece.

Estos juegos son tremendamente motivantes. Son muy divertidos y ofrecen variedad.

Si os gusta registrar vuestros progresos, estos ejercicios siempre ofrecen un parámetro medible que podéis contrastar en distintos entrenamientos con el mismo modelo. En el caso de CR-III el parámetro registrable es la distancia total recorrida, que aparece claramente en la pantalla de cualquier cinta.

Podríais incluso establecer incluso vuestras MMPs para cada tipo en particular.

No menospreciéis el efecto que pueden tener todos estos juegos psicofísicos en vuestro subconsciente. Si en ocasiones os sentís faltos de recursos, quizás os deberíais plantear la posibilidad de jugar más.

Javier Montero

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