Amortizando el pulsómetro

Salgo a correr un día sí y un día no. He encontrado en los descansos en días alternos un buen equilibrio que me permite desarrollarme y recuperar lo suficiente entre entrenamientos.

Ayer tenía ganas de un nuevo entrenamiento aeróbico, pero era el día de descanso. Decidí introducir una novedad en forma de entrenamiento cruzado.

Me coloqué el pulsómetro, subí a una bicicleta de spinning, y pasé una hora entera pedaleando al ritmo de la música.

La idea era contener el ejercicio entre 125 y 135 ppm. Según necesitaba, ajustaba el grado de resistencia de la máquina para que el ritmo cardíaco estuviera siempre en ese rango.

El spinning es muy interesante, pues permite jugar con cambios de ritmo de un modo natural sin necesidad de abandonar la franja aeróbica.

Los cambios de ritmo vienen marcados por la música que esté sonando en cada momento.

La música electrónica es fantástica para el spinning, pues suele llevar ritmos del tipo «4 on the floor», es decir, con bombos que están sonando en cada tiempo del compás, lo que imprime un ritmo fuertemente marcado que estimula su traslado a la bicicleta.

Una hora completa de ejercicio, el mismo tiempo que empleo en cada sesión corriendo. Estuve de pie todo el rato, salvo el espacio entre canciones, que me sentaba, momento que aprovechaba para duplicar exactamente el ritmo de la canción y hacer que la rueda rodase vertiginosamente (lo característico en las sesiones de spinning).

Y vamos ya al entrenamiento de hoy…

Me pongo los pantalones cortos y me echo a trotar hacia el río alrededor de la una de la tarde.

Comenzando muy lentamente, calentando muy despacio hasta que llego a la orilla del río, donde ya puedo apretar y concentrarme sin interrupciones de semáforos o personas cruzándose.

Una hora fantástica de entrenamiento aeróbico que me ha encantado. De nuevo, no he conseguido alcanzar la media de 139 y se ha vuelto a plantar en 138.

Un par de observaciones que quiero destacar:

1) En este tipo de entrenamientos que persiguen un valor determinado, eventualmente vamos a encontrarnos, durante el ejercicio, que las pulsaciones se precipitan hacia abajo. Es el momento de introducir un cambio de ritmo e imprimir más fuerza a nuestras piernas hasta recuperar las pulsaciones.

2) Por el contrario, también ocurre, en determinados momentos, que las pulsaciones estarán por encima. Por ejemplo, con frecuencia me encontraba rodando a 141 o 142 ppm. En estos casos, la solución más obvia es rebajar ritmo suavemente hasta contenerlo, pero hay algo muy interesante que debemos probar:

¿Es la única solución bajar el ritmo?

En absoluto. Es el momento de escucharnos con atención y tratar de buscar el modo de economizar energías. Me refiero a ser capaz de mantener el ritmo pero a un coste energético menor.

Prestemos atención a nuestra respiración. Podemos mejorarla. Quizás hacerla más profunda, o algo más abdominal. O modificar su patrón.

Y la tensión en los brazos, hombros, caderas y piernas. ¿Podemos relajarlos?

Ensayemos meticulosamente y prestemos atención a lo que sucede con nuestro pulso.

Este trabajo es muy interesante, pues puede enseñarnos a ser corredores más eficientes.

Denominación: 60′ FC media = 139
FC media = 138 ppm

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